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¿Quién gana con el incremento de aranceles?

TRIADA

Por Jorge Jaime Hernández

Periodista y Master en Administración

jorgejaimeh@hotmail.com

Cuando nos enteramos de la batalla comercial que el presidente de los Estados Unidos ha iniciado, usando el aumento a los aranceles que el gobierno cobra por permitir que productos y servicios entren al mercado norteamericano, nos preguntamos, ¿Quién gana cuando se incrementa un impuesto? A primera vista, pareciera que el país que valora y quiere proteger a su industria local de la presencia de otros productos y, esto debería ser en un microsistema, lo óptimo; sin embargo, en una economía globalizada, como se ha vuelto en nuestros días, todos actores no ganan porque pierden mercado. Tal es el caso de los participantes en el tambaleante TMEC.

En el caso que nos ocupa, Donald Trump siempre se ha conocido como empresario y es ahora, en su segundo periodo como presidente, en el que ha ido afilando su hacha para descargar golpes que vayan de acuerdo con su ideología, con su forma de pensar y con el programa maravilloso de grandeza para su pueblo, usando el arma que mejor conoce… el amago y las amenazas comerciales, teniendo el apoyo del Congreso con su partido, pero la pregunta es… ¿Hasta cuándo lo aguantarán?

Trump le manifiesta a su pueblo que USA debe tener mayores ganancias para que todos vivan mejor, paguen impuestos justos y reciban grandes beneficios. Todo esto en teoría suena muy bien para cualquier población; sin embargo, en esta pelea anunciada ya en contra de los productores de automóviles y sus partes, debemos recordar que México es uno de los principales exportadores de vehículos a Estados Unidos, y en 2024 exportó aproximadamente 2.5 millones de vehículos al mercado estadounidense. ¿Qué tal?

El aumento pretendido de 25% incrementa los costos de los vehículos mexicanos, reduciendo su competitividad y afectando negativamente la demanda, por lo que a la fecha se ha reducido la venta de vehículos nuevos. Esto no sólo impactó a las grandes ensambladoras, sino también a una amplia red de proveedores y pequeñas empresas que forman parte de la cadena de suministro, donde varias empresas abastecen de piezas y refacciones al mercado vecino del norte.

Industria automotríz.

Según Guillermo Rosales Zárate, presidente ejecutivo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), siete de cada diez vehículos fabricados en México tienen como destino Estados Unidos, por lo que la salida o reducción del mercado representa un grave riesgo por la pérdida de miles de empleos bien remunerados, además de la afectación de una industria que representa una fuente clave de ingresos para el país.

Los consumidores estadounidenses también enfrentan consecuencias. Las empresas de Estados Unidos deben de ajustar sus precios, porque no son 100 por ciento autosustentables y deben importar muchas partes para fabricar sus automóviles, encareciendo así sus productos.

 

¿DÓNDE QUEDAN LOS ACUERDOS DEL TMEC?

Recordemos que la visión de amistad con enfoque en buena vecindad provocó que en 1994 se firmara el primer Tratado de Libre Comercio, iniciando así un despegue económico para nuestro país con décadas de libre comercio, para luego firmar otros acuerdos con el T-MEC, donde se negociaron varias situaciones que quedaron solucionadas para los tres países firmantes: México, Estados Unidos y Canadá.

Ahora, en respuesta, el gobierno mexicano ha declarado que inició negociaciones para mitigar el impacto de los aranceles y proteger los empleos y la actividad económica en el país, buscando un mejor trato precisamente por estos acuerdos ya firmados.

Los aranceles de Trump representan un desafío significativo para la industria automotriz mexicana, destacando la importancia de la cooperación y el diálogo en las relaciones comerciales internacionales que, para nuestro vecino, se le abren en varios frentes de combate, porque la industria automotriz a nivel mundial ofrece variedad de vehículos para todos los niveles y estos pueden tener varias opciones para competir directamente por este mercado.

En EEUU, varias empresas automotrices fabrican vehículos y son las que se quieren proteger. Entre las más destacadas están Tesla, fabricante de autos eléctricos al 100 % en USA; Ford, con 57 % de fabricación en el suelo norteamericano; y Stellantis, con marcas como Jeep, Dodge, Chrysler y RAM, que fabrica el 57% de sus autos en Estados Unidos. Así como General Motors (GM) que fabrica varias marcas de automóviles reconocidas a nivel mundial. Entre ellas se incluyen: Chevrolet, Buick, Cadillac, GMC, también Baojun y Wolin que venden en el mercado chino.

En México necesitamos seguir estrategias adaptativas para enfrentar las fluctuaciones en las políticas comerciales y garantizar la sostenibilidad de sectores clave de la economía, porque en la cuestión política se está poniendo como moneda de cambio la atención de otros graves asuntos internacionales para Trump: el negocio del fentanilo y su distribución en su país, así como la migración ilegal que está en la mesa de negociaciones para rebajar o quitar esa pesada loza de los aranceles.

Por lo pronto, se tienen varias opciones y rutas a seguir, ¿cuál de ellas se elegirá? Esa es la cuestión. Medítalo.

 

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