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Flujos Migratorios, la Era de la Globalización

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-Si partimos del reconocimiento de que la migración no es un fenómeno nuevo y que su escala y complejidad se han intensificado con la globalización, debemos recordar cómo Manuel Castells, en “La era de la información”, señala que los flujos migratorios son uno de los flujos globales más representativos de nuestro tiempo junto con el capital, la tecnología y la información. En este orden de ideas, la migración no solo transforma a las sociedades receptoras, sino también a las de origen y tránsito. Sin duda, genera desafíos y oportunidades.

“Puedo afirmar, desde una perspectiva geopolítica, que los flujos migratorios han dejado de ser un asunto exclusivamente humanitario para convertirse en un tema de seguridad nacional y desarrollo económico. En algún momento, Joseph Nye, con su concepto de “Poder blando”, sugiere que los países que gestionen de manera eficiente los flujos migratorios pueden proyectar una imagen de estabilidad y liderazgo global atrayendo tanto talento como inversiones internacionales».

Así arranca el Profe la charla en la cafetería del barrio acompañado de Aurora y Maru, dos de sus compañeras de academia con quienes comparte el gusto por los cafés tostados por el Taller de Espresso.

Maru solicita a la barista un café capuccino y continúa la charla agregando:

-Quiero subrayar que los flujos migratorios también generan oportunidades económicas significativas. Según Michael Clemens, en su artículo Economics and Emigration, la movilidad laboral no solo beneficia a los migrantes, sino que impulsa las economías receptoras al cubrir déficits de mano de obra y fomentan la innovación. Por ejemplo, en Estados Unidos, los migrantes altamente calificados han sido clave en el desarrollo de Silicon Valley.

“Sin embargo, también debemos reconocer que la gestión migratoria ineficaz puede convertirse en un problema político y social. Como explica Zygmunt Bauman en “Tiempos líquidos”, la migración muchas veces genera tensiones culturales en las sociedades receptoras, lo que puede ser explotado por discursos populistas para justificar políticas restrictivas. Aquí es donde los Estados deben equilibrar sus intereses económicos y de seguridad con los principios de derechos humanos”.

Aurora se incorpora a la charla afirmando:

-¡Así es! La migración, en su esencia, es una expresión de desigualdades globales. Por eso no basta con gestionar los flujos de personas, también es necesario abordar las causas estructurales de la migración como la pobreza, el cambio climático y los conflictos armados.

“De hecho, el Pacto Mundial sobre Migración de 2018, liderado por las Naciones Unidas, plantea una hoja de ruta para lograr una migración segura, ordenada y regular, pero su implementación requiere voluntad política y recursos.

“Estoy segura de que los Estados que integren políticas migratorias estratégicas en sus agendas nacionales, tendrán una ventaja competitiva en la era global. Pensemos por ejemplo en Canadá, que ha adoptado un modelo de inmigración basado en puntos para atraer talento calificado, fortaleciendo su economía y su posición global. México, por su ubicación estratégica, podría asumir un papel similar como intermediario entre el norte y el sur”.

El Profe solicita la cuenta y a manera de conclusión comenta:

-¡Absolutamente de acuerdo! México tiene el potencial para convertirse en un líder regional en gestión migratoria, tanto en términos de protección de derechos humanos como de aprovechamiento económico. México es un claro ejemplo de un nodo central en los flujos migratorios globales. Sin embargo, para capitalizar esta posición, se necesita fortalecer las instituciones y desarrollar políticas públicas integrales.

“La migración también puede ser un vehículo para fortalecer el poder blando de los países. Los Estados que adopten políticas inclusivas y promuevan la integración de los migrantes en sus sociedades no solo mejorarán su reputación internacional, sino que también fomentarán la cohesión social. Esto es particularmente importante en un mundo donde la narrativa sobre la migración está plagada de estigmas y temores.

“Creo que hoy estaremos de acuerdo en que la migración es uno de los fenómenos más significativos de la globalización y su gestión eficaz puede convertirse en una ventaja estratégica para los Estados. Pero para lograrlo necesitamos un enfoque basado en la cooperación internacional, el respeto a los derechos humanos y la promoción de un desarrollo sostenible en las regiones de origen.

“Los flujos migratorios no son un problema por resolver, sino un fenómeno a gestionar estratégicamente. Si los Estados adoptan esta perspectiva, podrán no solo adaptarse a la globalización, sino también liderarla.

“La gestión estratégica de los flujos migratorios no solo es una necesidad, sino una oportunidad para construir un mundo más equitativo y conectado”.

 

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