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200 años

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

Los eventos conmemorativos son espacios que por definición nos llevan a recordar y recrear el pasado. Se convoca para hacer memoria, para de forma solemne reconstruir una narrativa que genera identidad, orgullo y suma de voluntades. En el quehacer político y social, las conmemoraciones sustentan legitimidad y sentido de pertenencia. Al mismo tiempo, son oportunidades para la reflexión y el debate.

Este año Jalisco cumple 200 años como estado libre y soberano. De manera oportuna, el Gobierno del Estado ha dado inició con las celebraciones correspondientes. Desde diversos ámbitos se vienen confeccionando eventos de la más diversa índole para celebrar dicho acontecimiento. Sin duda, será un año pletórico de actividades donde tendremos la oportunidad de conocer a Jalisco.

Es cierto que existen muchísimos temas a discutir y profundizar sobre nuestros 200 años. El papel que jugamos en los grandes movimientos fundacionales del país como son la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana. Situaciones dramáticas como la perdida de territorios y que dieron origen, por ejemplo, al estado de Nayarit, así como la irracionalidad que envolvió a la Guerra Cristera. Personajes de la vida política sobre los que debemos de profundizar como Ignacio L. Vallarta, Valentín Gómez Farias, Ramón Corona y Donato Guerra, por mencionar solo unos cuantos.

En el mismo sentido, la influencia del Clero Católico, los perfiles de nuestro empresariado, capitales económicos y líderes políticos. La heterogeneidad de las regiones, los contrastes sociales y urbanos de su capital, entre el oriente y el poniente. Las diferencias y complejidades micro sociales y económicas entre los Altos, el Sur, la Costa y la zona Norte. Múltiples realidades en una misma entidad.

Habrá que comprender esas transiciones de una economía agrícola y comercial al mundo de la micro y pequeña industria y de las corporaciones industriales vinculadas a los eslabones de las nuevas tecnologías.

Entender cómo articulamos nuestros códigos de valores y comportamiento; nuestra visión de la familia, la amistad, la comunidad y el gobierno; la conformación de nuestros Santuarios religiosos de Zapopan, San Juan de los Lagos y Talpa y la emergencia y expansión de la Luz del Mundo; encontrar respuestas al fervor por las Chivas, la polarización que genera Atlas, de la misma manera que defendemos al Tequila, la ahogada, la birria y las pitayas.

Recrearnos en el pasado, sin duda, nos llena de orgullo y nos da sentido de pertenencia. Pero la conmemoración de los 200 años de Jalisco como estado libre y soberano debe ser también una oportunidad única para vislumbrar el futuro.

Son 200 años que nos han generado un capital social cargado de enseñanzas y experiencias para construir una prospectiva. Los impactos de la Cuarta Revolución Industrial, los desafíos del nearshoring, la transición demográfica y los cambios generacionales, los retos de la macro metrópoli y el cambio climático, el mundo de las redes, son tan solo aspectos elementales de una complejidad que lo mismo abre oportunidades que riesgos.

Este año 2023 nos remite a la celebración de 200 años del nacimiento de Jalisco como estado libre y soberano; ojalá nos remita también a partir de entender nuestro pasado y presente a proyectar un mejor futuro para las próximas generaciones.

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