Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

VIII. Partido cumbre en el Jalisco

ENTRE COPA Y COPA

 

Por Alfredo Arnold

El Campeonato Mundial de futbol México 70, que se jugó con sólo 16 equipos distribuidos en cuatro grupos, es considerado como el mejor de todos los tiempos. En ello contribuyeron por lo menos tres situaciones: 1) La calidad de las selecciones contendientes; 2) El entusiasmo del público, y 3) La limpieza con la que se disputó el torneo; no hubo un solo jugador expulsado.

Uno de aquellos partidos históricos fue el Brasil-Inglaterra en Guadalajara. El equipo que dirigía Alf Ramsey era campeón del mundo, pero el de Mario Lobo Zagallo era el favorito sentimental de los tapatíos. Fue el cuarto partido mundialista en el estadio Jalisco y se disputó al mediodía del viernes 7 de junio. Inglaterra había ganado 1-0 a Rumania en el encuentro inaugural y Brasil había destrozado a Checoslovaquia 4-1.

Fue un partido intenso con dos estilos diferentes: la disciplina de los europeos contra el genio creativo de los sudamericanos.

Al minuto 60 el público estalló de júbilo con el gol de Jairzinho, un remate cruzado y fulminante dentro del área. Pero la jugada más grande del partido se la llevó el portero inglés Gordon Banks, quien sacó a córner un remate de cabeza de Pelé que iba directo a la portería sur del estadio. Fue una jugada relampagueante, Banks se tendió sobre su derecha y casi desde el suelo envió el balón a tiro de esquina. La jugada del portero inglés es considerada como una de las atajadas más espectaculares de la historia.

Aquella victoria significó para Brasil la consolidación de su poder rumbo al título, que finalmente consiguió.

Las alineaciones en aquel memorable partido fueron:

Inglaterra: Banks, Moore, Wright, Labone, Cooper, Lee, Mullary, Peters, Ball, Hurst y Charlton.

Brasil: Félix, Piazza, Brito, Carlos Alberto, Paulo César, Clodoaldo, Everaldo, Tostao, Rivelino, Pelé y Jairzinho.

A pesar de la derrota, Inglaterra ganó su siguiente partido contra Checoslovaquia y clasificó a cuartos de final, donde sostendría otro partido épico frente a Alemania Federal (la revancha de Wembley 1966), pero esa es otra historia.

 

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