Opinión Política
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Perú, el espejo

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-Hace unos días escuché al presidente López Obrador declarando que su gobierno considera que Pedro Castillo es el presidente de Perú, aunque se encuentre preso en una cárcel de su país. Ese señor que intentó seguir el ejemplo de Alberto Fujimori atropellando la Constitución para entronizarse como un autócrata. Uno más de esos políticos que piensan que por haber sido electos por la mayoría de los ciudadanos creen que pueden colocarse por encima de la Constitución de su país.

Así arranca Tatiana la charla en la cafetería del barrio, degustando intenso café latte con doble carga de espresso, acompañada de Erika, con quien gusta intercambiar opiniones de política, derecho y periodismo.

-Yo no me pierdo “las mañaneras.” -responde Erika-, porque ahí, en ese espacio, en cada conferencia de prensa, se dicta la política de nuestro país, la política interior y la política exterior de México. Los miembros del gabinete deben estar atentos a las líneas de trabajo que les dictan cada mañana. Ellos saben que quedaron atrás los tiempos en donde se tomaba en cuenta su opinión, ya no hay decisiones a partir de una deliberación con el equipo de gobierno. Ahí se enteró el Canciller que el gobierno de México se ofrecía para intervenir en la política peruana, aún cuando Castillo, en su breve gobierno, fuera perdiendo respaldo de su propia base política y no frente a sus oposiciones.

Tatiana solicita al barista otra ronda de cafés, para continuar con la charla:

-La democracia no es el poder absoluto de quien gana una elección, la democracia implica un poder representativo que es, al mismo tiempo, un poder limitado por la Constitución y las leyes de cada país. No puede pensarse que la base electoral de un presidente lo coloca por encima del Congreso, del Tribunal de Justicia de la Nación y, mucho menos, por encima de la Constitución. Es cierto que Castillo fue electo en Perú democráticamente; sin embargo, en Perú y en cualquier otra parte un presidente, por más popular que sea, está obligado a acatar la Constitución de su país. Pedro Castillo desconoció la Constitución de su país, promovió un golpe de Estado, la suspensión del Congreso, un estado de sitio, y pretendió asumir funciones legislativas. Castillo no es víctima de ninguna conspiración conservadora, es uno más de esos personajes neopopulistas y antidemocráticos que ponen en riesgo las libertades y la democracia, de esos que buscan extinguir las libertades a partir de la ruptura del orden constitucional.

Erika abre un breve espacio de silencio para plantear la siguiente pregunta: -¿Será alarmante que López Obrador sienta tanta amistad y sea solidario con gobernantes neopopulistas como Nayib Bukele, de El Salvador; Daniel Ortega, de Nicaragua; Miguel Diaz de Cuba; del recién llegado Gabriel Boric de Chile, del célebre Nicolás Maduro, de Venezuela; y del mismo Pedro Castillo, destituido y encarcelado en Perú.

“En democracia, más que alarmados, los ciudadanos debemos estar alertas, aprender de las experiencias, vernos al espejo en las experiencias de otros países, porque un declive de la democracia trae un declive de las libertades. Es importante reconocer las señales de peligro: los golpes blandos, la intervención militar, la pretensión de controlar los medios de información, el asalto a los organismos de control constitucional.

“Afortunadamente nosotras conocimos el periodismo y lo practicamos en democracia. No hemos tenido necesidad de hacer nuestro trabajo en la clandestinidad, no hemos vivido los riesgos que han sufrido algunos colegas, no nos han ordenado transcribir boletines ni nos han dictado la nota desde la casa de gobierno.

“Pero si no asumimos un compromiso serio con la democracia, esta ola creciente de neopopulistas va a ir desmantelando los avances democráticos, las libertades que se han construido a partir del esfuerzo de nuestras generaciones pasadas. Sí se puede revertir el avance de esos regímenes antidemocráticos, sí podemos detener la embestida antidemocrática de los autócratas; no será fácil, pero sin duda aún estamos a tiempo. No podemos ignorar que México cuenta con una democracia sólida, porque a diferencia de otras naciones de América Latina, nuestra Constitución se ha mantenido vigente desde hace más de cien años”.

 

 

 

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