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No pasa nada

Por Carlos E. Martínez Gutiérrez

Consultor en Desarrollo Urbano y Vivienda

@carlosemgtz

Hace unos días en la población de Zapotiltic, al sur del estado de Jalisco, sin movimiento telúrico de por medio se desplomó totalmente una iglesia, increíblemente construida escasos seis meses antes, afortunadamente si pérdida de vidas.

Las imágenes mostradas por diferentes medios de comunicación exhiben una construcción colapsada sin los elementos estructurales mínimos requeridos. ¿Como es posible que en una población pequeña las autoridades no se hayan percatado de lo malhecho de la construcción? Valdría la pena preguntarle al director de obras públicas si dicha construcción cuenta con los permisos de construcción respectivos, así como con el responsable de la obra como lo marca la legislación vigente o simplemente la autoridad fue omisa.

Por supuesto que este suceso obliga a la reflexión de qué tan seguras son las edificaciones en este municipio enclavado en una zona de intensidad sísmica por su cercanía al volcán de Colima. Si esto sucede sin evento de por medio, ¿qué será cuando se presente un movimiento telúrico?

Este municipio, según el censo del INEGI del 2020, cuenta con una población de más de 33,000 habitantes, donde el 22.15% se dedica al sector primario, el 27.43% al sector secundario, el 47.17% al sector terciario, pero además, según el banco de México, el año pasado recibió 7.64 millones de dólares en remesas, más del 51% de la población cuenta con internet, el 59% cuenta con celular y por supuesto el 92.37% de la población está alfabetizada según datos oficiales. Podríamos decir que es una población eminentemente urbana, informada e integrada al contexto regional y nacional.

Este tipo de eventos no es exclusivo de este lugar, suceden en muchas poblaciones del país donde a veces los medios de comunicación locales los difunden pero no trascienden al resto del territorio nacional, la problemática de este municipio, sus condiciones tanto de desarrollo económico, administrativo y social es parecido a más del 60% de los municipios de México.

Ante estos antecedentes, llama la atención el papel de responsabilidad o irresponsabilidad que juega la autoridad en materia de autorización e inspección de las construcciones, este tipo de sucesos pone de manifiesto que las leyes y reglamentos son letra muerta en muchas partes del país, no hay  responsables y no pasa nada hasta que se pierda una vida, aunado a la falta de preparación y conciencia de funcionarios, así como de la población, donde pone en riesgo su patrimonio en manos de personal no adecuado, pensando que no pasa nada, con la complacencia de la autoridad local.

Estos eventos corroboran lo señalado en el censo de vivienda del 2020 donde establece que 14.4 millones de viviendas (40.8%) tienen problemas de grietas o cuarteaduras, este dato nos habla de viviendas mal hechas y en riesgo, pero desgraciadamente no hay muchos datos en otros tipos de construcciones donde solo nos percatamos cuando suceden los accidentes o tragedias.

El pensar en que no pasa nada nos habla de la irresponsabilidad de los propietarios de las construcciones al poner en riesgo la vida de los usuarios del inmueble, muchas veces construyendo al margen de la ley, sin los estándares de seguridad requeridos y ejecutándolas sin el personal técnico calificado facultado por la ley.

Pero resulta más preocupante el actuar de los funcionarios públicos encargados de aplicar la ley y su reglamentación, donde mágicamente se les olvida su obligación, atenidos a que no habrá consecuencias por sus “omisiones y errores” aun haya pérdida de vidas, desgraciadamente ejemplos tenemos varios a nivel nacional donde no pasa nada. La pregunta obligada es: Sr. Funcionario, ¿cuantas vidas se requieren para aplicar la ley?

 

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