Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

Nace la colonia de Nueva España

La Corona Española dio a Cortés el título de Gobernador y Capitán General del Territorio Conquistado.

 

Por Alfredo Arnold

El viaje de Hernán Cortés al territorio de lo que sería más tarde la Nueva España y después de tres siglos la nación mexicana, fue el tercer intento de explorar y eventualmente ampliar el territorio descubierto por Colón en 1492.

El poder político en el mundo recién descubierto lo detentaba desde Cuba el gobernador Diego Velázquez, quien auspició dichas expediciones marinas. Fue hasta la tercera, en 1519 la que encabezaba Cortés, la que consiguió llegar a la península de Yucatán y de ahí viajar al sur hasta llegar a Veracruz (la villa de la Vera Cruz), no sin antes sortear peligros naturales en el mar y batallas con pobladores naturales de estas tierras.

La expedición española se internó en el continente y consiguió una alianza fundamental con el pueblo de Tlaxcala, que sufría el dominio de los mexicas o aztecas.

No sin antes sufrir una derrota importante en la “Noche Triste”, Cortés y sus aliados lograron finalmente conquistar la gran Tenochtitlán y poco tiempo después hicieron oficial su presencia mediante la proclamación de la Colonia de la Nueva España por parte del emperador Carlos V.

La historiadora Doralicia Carmona Dávila, publica en su serie Memoria Política de México, diversos testimonios de autores que dan cuenta y explican el nacimiento oficial de la Colonia, no sólo como un territorio conquistado sino como una parte oficial de la Nueva España. A continuación, los testimonios recogidos por la autora y los suyos propios:

El 15 de octubre de 1522 Carlos V, rey de España y emperador de Alemania, expide en Valladolid la real cédula que otorga a Hernán Cortés el título de Gobernador y Capitán General de la Nueva España.

Hasta entonces, Cortés venía fungiendo como Justicia Mayor y Capitán General nombrado por el Ayuntamiento de la Vera Cruz que él mismo fundó para romper su contrato con Diego de Velásquez y poder depender directamente del rey, lo cual consiguió con este título.

La total destrucción de Tenochtitlan, sus accesos y servicios durante el reciente sitio obligó a Cortés a establecer su gobierno en Coyoacán. Desde ahí comenzó a constituir a la Nueva España como la base del primer imperio colonial de la historia.

El nuevo orden por establecer tuvo “sus orígenes en el Derecho romano y las Siete Partidas, un cuerpo legislativo redactado en Castilla, en la segunda mitad del siglo XIII. Las tradiciones jurídicas castellanas fueron adaptadas a las necesidades americanas en cuantiosas ordenanzas y reales cédulas, las que a su vez fueron ordenadas y sistematizadas en la Recopilación de las Leyes de Indias, publicadas en 1680. A pesar de todos sus defectos, estas leyes contribuyeron a la seguridad de las actividades y las relaciones económicas”. (Kuntz Ficker Sandra. Historia mínima de la economía mexicana 1519-2010).

“La construcción de ciudades en Nueva España empieza inmediatamente después del triunfo militar de los españoles sobre los indígenas. Las ciudades virreinales sirvieron de asiento a la población española y de base para el dominio de los recursos humanos y materiales del territorio conquistado. Además de crear nuevas ciudades de corte español, los conquistadores obligaron a la población indígena a concentrarse en ciudades para tener un mejor control y dominio sobre ella”. (Florescano y Eissa. Atlas histórico de México).

“El Estado español fue impelido por dos motivaciones en su acción militante en aquel periodo de su historia: uno militarista, el otro religioso; ambos combativos y ansiosos de conquistar. En el primero, el propósito de conquistar poder, territorios y riquezas prevaleció; en el segundo, el principal objetivo era lograr adeptos para la cristiandad católica en alianza explícita con el Papa, quien había dividido al mundo desconocido entre españoles y portugueses, un aspecto de la lucha contra la Reforma protestante”. (Semo Enrique. La Conquista).

Escribe Ramón Eduardo Ruiz (México. Por qué unos cuantos son ricos y la población pobre): “La sed de ganancias explica, en gran medida, la Conquista española. En ese tiempo, España no tenía una población excedente dispuesta a emigrar, ni intención alguna de colonizar el Nuevo Mundo. Su propósito, como subrayó el filósofo mexicano Samuel Ramos, fue la explotación. Desde el principio, la Corona dio carta blanca a una horda de filibusteros, pidiendo sólo una parte del botín. El anhelo de oro y plata ya fuera de mercenarios o déspotas reales, sentó las bases del México colonial. El deseo de aventura y la cruzada para cristianizar a los paganos tuvieron algo que ver en esto, desde luego; pero, en definitiva, fue el sueño de hacer fortuna lo que impulsó a los españoles a jugarse la vida”.

Coincide Semo, ya citado, que ante la movilidad social frenada en España: “el hombre que viaja a las colonias lo hará con el firme propósito de cambiar de clase social; y los medios para alcanzar esta mutación no están medidos ni por la valentía, ni por el linaje, ni por el honor, sino que en términos muy materiales: por la cantidad de siervos, tierra y oro que logre acumular… Los españoles no vinieron a América para arar la tierra ni para ser obreros, sino para señorear y comerciar”.

Estaban conscientes de que las más fértiles tierras y los fabulosos yacimientos de plata y oro sólo se convertían en riqueza si disponían de mano de obra barata, gratuita o esclava. Que “la riqueza de las colonias americanas reside en la riqueza humana. El vasallo es el único que produce… la mina es el indio, no el oro”. (Arciniegas Germán. Los comuneros).

En las primeras décadas posteriores a la caída de Tenochtitlan, cuando la esclavitud indígena fue legal, se estima que entre 250,000 y 700,000 indígenas fueron esclavizados, y ya prohibida, se calcula que al final de la colonia aun existían entre 30,000 y 60,000 esclavos indígenas. “Disfrazada como peonaje por deudas, una figura que a duras penas cabía en los límites de las instituciones laborales aceptadas y que incluso se hacía pasar por trabajo legal, esta otra esclavitud es la precursora directa de las formas de esclavitud que se practican hoy en día”. (Reséndez Andrés. La otra esclavitud).

 

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