Por Alfonso Gómez Godínez
@ponchpgomezg
Hace unos cuantos días se resintieron fuertes sacudidas en la economía global. Caídas en los indicadores bursátiles, ajustes en los tipos de cambio, movimientos en las tasas de interés alimentaron una atmosfera de inquietud e incertidumbre en los mercados y gobiernos.
México no podía ser la excepción y esas turbulencias fueron evidentes en torno al nivel que alcanzó el tipo de cambio. En los últimos días pareciera que las olas se tranquilizaron y como siempre sucede en los mares de la inestabilidad monetaria y financiera, hubo ganadores y perdedores.
Sin embargo, la inquietud política en torno a la conformación del Congreso de la Unión y fundamentalmente el destino de la reforma judicial son los factores nuevos que alimentan posibilidades de riesgo e inquietud.
Desde mi particular punto de vista, lo sucedido en días pasados debe alertar al gobierno de la próxima presidenta Claudia Sheinbaum acerca de los escenarios y puntos de vulnerabilidad de la economía mexicana que giran alrededor del inicio de su gestión. Terminada la luna de miel que significa ganar la elección presidencial, el día siguiente viene cargado de grandes y riesgosas decisiones. Altas responsabilidades que no se pueden evadir.
En colaboración pasada abordamos el tema de la persistente inflación que abraza desde hace tiempo a la economía mexicana. Aunque su manejo no es responsabilidad del gobierno sino del Banco de México, es obvio que su comportamiento y evolución es de gran interés para la autoridad gubernamental. La toma de protesta del gobierno de Claudia Sheinbaum estará cruzada con los efectos de la decisión dividida de la Junta de Gobierno del banco central sobre la reducción de la tasa de interés, las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos y las consecuencias derivadas de la conformación del Congreso de la Unión y el destino de las propuestas de reformas constitucionales en materia judicial.
El inicio de gobierno de Claudia Sheinbaum y sus consecuencias económicas también se verán influenciadas por el contenido y significado del Presupuesto de Ingresos y Egresos para el 2025, especialmente del compromiso y capacidad para reducir el déficit fiscal prometido ante la comunidad internacional.
Se ha anticipado que la presidenta Claudia Sheinbaum presentará su agenda de trabajo para los primeros cien días de su gobierno, anunció que puede marcar la orientación de su gobierno y convertirse en un elemento de gran importancia para generar los consensos y acuerdos con los sectores económicos del país. Un mensaje que debe detonar confianza y suma de esfuerzos.
Sí la inflación es un tema crucial, la recuperación del crecimiento económico no es menor. Considerando que el sexenio que termina registrará un crecimiento del Producto Interno Bruto de alrededor de 1% promedio anual en el mejor de los casos, el imperativo de recuperar el crecimiento económico alcanza exigencias de estabilidad y gobernabilidad política.
Sin crecimiento económico no puede haber bases sólidas para el bienestar social a pesar de los programas sociales; el desarrollo se alcanza con empleos productivos y nuevas inversiones, los subsidios y apoyos solo coadyuvan a amortiguar los efectos de la pobreza y el atraso, pero no son detonantes de la movilidad social. No se puede transitar más años sumidos en el estancamiento económico, porque si sumamos el crecimiento de la población tendremos tasas negativas en el llamado PIB Per Cápita. Al aceptar que no habrá reforma fiscal, la sustentabilidad de las finanzas públicas recae en mayores niveles de actividad económica que incrementen la base de recaudación, con un bajo PIB se afectan los ingresos públicos.
Vendrán las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la renegociación del Tratado de Libre Comercio, motor fundamental para la economía nacional. Las exportaciones a Norteamérica son fundamentales para nuestra economía y millones de empleos. Gran oportunidad, pero también se abren riesgos en su renegociación.
Complejos y variados son los frentes económicos para el nuevo gobierno. Se encuentran interconectados, se acumulan en el tiempo e impactan los márgenes de maniobra. El nuevo gobierno habrá que usar el gran bono democrático y las capacidades de su gabinete económico. Debe evitar que la economía se contamine por un ambiente de confrontación y autoritarismo.