Opinión Política
ANÁLISIS

Los cambios a la Ley Federal del Trabajo

TRIADA

Por Jorge Jaime Hernández

Master en Administración y Periodista

Los legisladores se están poniendo las pilas y están analizando varios cambios a la Ley Federal del Trabajo con temas interesantes que pueden ser muy atractivos para los trabajadores, pero que implican una verdadera negociación y dialogo entre la triada gobierno, sindicatos y patrones por la trascendencia de las propuestas, que si bien no son nuevas, en este sexenio sí se han hecho cambios que afectan al desarrollo económico para bien y para mal.

En días recientes el Senado de México aprobó por unanimidad la llamada «Ley Silla”, para regular el trabajo de pie durante largas jornadas donde se establece que las personas trabajadoras deben contar con sillas con respaldo para su descanso durante la jornada laboral o, bien, realizar descansos periódicos cuando sus funciones solo pueden hacerse de pie.

Este simple cambio, que a todas luces parece algo sencillo, tiene grandes implicaciones por la trascendencia en la salud y desarrollo de los trabajadores que tienen que estar por obligación siempre de pie atendiendo al público sin posibilidad de sentarse, lo que ocasiona muchas veces la aparición de varices y otros problemas de ciática, dolores lumbares, fatiga muscular en general, rigidez cervical y de hombros, problemas circulatorios, así como juanetes, tendinitis, artritis, fascitis plantar, pies y piernas hinchadas, entre otros.

El derecho al descanso debe estar garantizado en las legislaciones laborales en línea con lo establecido por la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que dice que “si un trabajo debe realizarse de pie, el empleador tiene la obligación de proporcionar una silla para sentarse a intervalos regulares. También indica que el suelo debe estar limpio, nivelado y no ser resbaladizo. Además, es necesario que los trabajadores utilicen calzado adecuado y con soporte para el arco”.

Esta propuesta ya fue turnada a los diputados para darle seguimiento a su aprobación y convertirla en ley.

Pero resulta muy obvio que al término del sexenio se quieran aprobar estas propuestas que se observan de corte populista con el afán de quedar bien con la mayoría, que en este caso son los trabajadores.

Las políticas públicas señalan que los cambios deben de ser para mejorar las condiciones de la población, pero deben ser sustentables, es por eso que existen otras propuestas que están en revisión y que implican beneficios para los trabajadores; pero que polarizan los resultados, ya que los empresarios deben cargar el peso de esos cambios y resulta que no todas las empresas están en condiciones de soportar esas cargas laborales.

Tal es el caso del pretendido incremento a 30 días de aguinaldo que el senador morenista Napoleón Gómez Urrutia propone en lugar de los actuales 15 días que marca la ley y que, para fines prácticos, podemos decir que muchas empresas sólo pagan las prestaciones mínimas debido a que no cuentan con un techo financiero que les permita incrementar ese pago que se debe hacer cada año, antes del 20 de diciembre.

También hace días la COPARMEX, el sindicato de patrones, hizo declaraciones al respecto diciendo que aplicar esta reforma a la ley no es oportuna en estos momentos, ya que sí afectaría a las micro, pequeñas y medianas empresas que representan la mayoría de las fuentes de trabajo de México.

Y es que ya se han dado varias reformas a la Ley Federal del Trabajo y todas ellas son favorables a los empleados, dejando a los representes del capital en situaciones desventajosas para su sostenimiento como unidades económicas.

Los comicios están en la puerta de la casa y ningún político despreciaría ser representante de actos que solucionen o mejoren la situación de la población en general y de los trabajadores en particular, por lo que ahora sólo falta que se politicen estas propuestas como ejemplo de lo que uno o varios partidos pueden hacer por el pueblo, aunque suenen demagógicas, no sustentables, pero muy atractivas como banderas en favor de los trabajadores.

Los sindicatos siempre apoyarán las más y mejores prestaciones para sus militantes; de hecho esa es su mayor ventaja y su razón de ser como defensores de los derechos laborales, pero se debe ser cauto y no caer en la trampa de aceptar algo que puede afectar la economía de la población en general por el beneficio de unos cuantos.

La mejor decisión es que cada empresa y su sindicato -si es que cuentan con uno- puedan evaluar hasta dónde aguanta estirar la cobija para tapar y cubrir todos estos cambios. Dialogo antes de presión. ¿O tú qué opinas? Medítalo.

 

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