REFLEXIONES
Por Gonzalo Leaño Reyes
La preocupación por lo que se ha dado en llamar “quinta ola” de la pandemia de coronavirus se pasea nuevamente por México, no sabemos hasta dónde va a llegar, pero los contagios aumentan sin cesar.
Hace casi un año estuvo en Guadalajara el Dr. Julio Frenk Mora, ex secretario de Salud y actualmente rector de la Universidad de Miami, una autoridad en salud pública. En aquella visita que realizó en plena epidemia, mencionó cinco lecciones que se debían sacar de esta contingencia:
La primera, que las prácticas no sustentables tienen consecuencias desastrosas. Las pandemias no son eventos naturales, son provocadas por la acción del hombre.
La segunda, que es necesario superar el falso dilema entre la salud pública y las metas económicas. Proteger la salud y reactivar la economía son dos objetivos que sólo pueden alcanzarse si se persiguen en forma sinérgica.
La tercera lección se refiere a la desigualdad social. En casi todos los países la pandemia de Covid-19 afectó de manera desproporcionada a los grupos de menores recursos. Esto se reflejó tanto en los niveles de contagio como en las tasas de mortalidad.
La cuarta lección estaba relacionada con la importancia del liderazgo en respuesta a una amenaza de salud pública. Aunque la pandemia es claramente un proceso global, la respuesta global requiere de respuestas nacionales. No se trata de dos niveles separados. Se requiere de una respuesta global-local, y el liderazgo nacional es esencial en una emergencia.
La quinta lección era complementaria de la anterior. Aunque parece obvio –decía el Dr. Frenk–, tenemos que recordarle al mundo que los problemas globales requieren de soluciones globales. Lo peor que podríamos hacer es reaccionar en contra de la globalización. Esto sería contraproducente.
¿Y qué ha pasado con esas lecciones que deberíamos haber aprendido?
Seguimos con prácticas no sustentables, no hemos superado el dilema entre salud pública y metas económicas, la desigualdad sigue creciendo y más gente queda en situación de vulnerabilidad, carecemos de un liderazgo efectivo en los temas de salud y no hay soluciones globales para el problema de la salud pública.
Vemos tristemente que ninguna lección se aprendió. El mundo regresó a la “nueva normalidad” como si nada hubiera ocurrido –incluso con una guerra en Europa del Este– y ya estamos sufriendo las consecuencias.
¿Qué hace falta para que aprendamos a aprender?
