Opinión Política
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Las fuerzas armadas y la seguridad interior

REFLEXIONES

Por Gonzalo Leaño

Después de un arduo proceso que confrontó no solamente a los legisladores sino a la sociedad entera, se decidió que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa y que las fuerzas armadas extiendan cuatro años más (hasta el 2028) su presencia en las calles realizando tareas de Seguridad Pública. No fue sencillo llegar a esta decisión que requirió el voto aprobatorio de la mayoría calificada tanto de la Cámara de Diputados como del Senado de la República.

Parecería que se trata de un tema completamente nuevo, pero no es así, ya que desde octubre de 2016 el entonces secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, expresó la necesidad de contar con un marco legal acorde a la actividad real que realizaban los soldados en su lucha cotidiana contra el crimen.

Durante diez años, desde el inicio del Gobierno de Felipe Calderón y los cuatro años que llevaba el de Enrique Peña Nieto el Ejército se había de debilitado. El general Cienfuegos dijo en aquella ocasión, después de inaugurar un seminario sobre Defensa Nacional: «Hay un desgaste; es obvio, estamos trabajando en todo el país, a toda hora, en todo momento; en la sierra, en las ciudades”.

Al desgaste normal ocasionado por la lucha anti-crimen, se sumaba el reclamo de la opinión pública que frecuentemente acusaba a los militares de violar los Derechos Humanos en el ejercicio de sus funciones. Pero nadie tomaba la iniciativa de regular el marco legal, solamente se decía que la presencia del Ejército en las calles era temporal sin proponer un plan de salida.

De acuerdo a cifras no oficiales, en aquel momento 50,000 soldados estaban movilizados en el combate anti-crimen y realizaban 1,500 acciones al día sin que nadie los sustituyera. Las bajas eran cuantiosas y además realizaban otras tareas de reforestación, cuidaban escuelas en estados peligrosos y realizaban tareas que correspondían a las policías municipales o estatales. Mientras tanto, la criminalidad iba en aumento.

El Ejército contaba con 230 mil efectivos. ”Nuestros soldados ya no pueden hacer más. Proporcionalmente a nuestro territorio y población somos el ejército más pequeño del mundo”, dijo en alguna ocasión el extitular de la Sedena.

Hoy en día al Ejército se le han encomendado diferentes responsabilidades que van más allá de la seguridad nacional y la seguridad interna, pero ya ha duplicado sus efectivos al sumar más o menos 466 mil efectivos: 227 del Ejército, 30 mil de la Fuerza Aérea, 75 mil de la Armada y 114 mil de la Guardia Nacional. Lo principal es que se definió su marco legal y se consolidaron las fuerzas de tierra bajo un solo mando.

Un sector importante de la población no estuvo de acuerdo con las decisiones legislativas en materia de seguridad. Ojalá que se trate solamente de posiciones políticas pero que en el terreno de los hechos se mantenga el apoyo a nuestras Fuerzas Armadas a fin de que cumplan con la gran demanda de los mexicanos, que es disfrutar de paz y seguridad.

 

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