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La reacción AMLO al factor Ebrard

NOTA DEL EDITOR

Por Julio César Hernández

@jcentresemana

A mediados de la semana pasada la contienda por la coordinación del Comité de Defensa para la Cuarta Transformación  se “sacudió” con el mensaje de Marcelo Ebrard Casaubon en el que denunció no sólo el derrocho de recursos en la campaña de Claudia Sheinbaum Pardo, sino que denunció y señaló particularmente el desvío de esos recursos del gobierno de la Ciudad de México y la intromisión de secretarías como la de Bienestar y Educación, al igual que la PROFECO en actividades para promover a la que dicen es la “favorita” del presidente López Obrador.

A partir de ahí, se soltó la polémica en contra y a favor de Ebrard; en contra y a favor de Sheinbaum; pero también las versiones de que todo se trataba de un montaje porque entre las denuncias de Marcelo y lo que realmente se hizo a favor de Claudia existían claroscuros que hacían dudar de que efectivamente el ex secretario de Relaciones Exteriores no se enfrentaba tanto a la dirigencia de Morena, encabezada por Mario Delgado Carrillo, sino al propio Presidente de la República, quien marca las directrices de la contienda morenista.

¿De veras Marcelo Ebrard se le enfrenta a López Obrador? ¿Midió las repercusiones de su osada denuncia? ¿Calculó fríamente las consecuencias que pueden venir desde Palacio Nacional? ¿Estará correctamente “blindado” para que las reacciones de su denuncia no sólo no lo dejen fuera del proceso por la candidatura presidencial sino aún después de que éste concluya?

Muchas preguntas han surgido a raíz de este desaguisado, que tiene que ver también con la elección de las empresas encuestadoras que deberán de participar en el levantamiento de la medición a través de la cual el próximo seis de septiembre sabremos quién será el o la candidata(a) de Morena a la presidencia de la República.

Inicialmente, al día siguiente de la denuncia pública de Marcelo, el presidente López Obrador minimizó el pleito y se “lavó las manos”. Aclaró que todos los contendientes lo conocen como un hombre cuya ética está fuera de toda discusión y que él y su gobierno nada tienen que ver en esta discusión, y afirmó que no existía irregularidad alguna en el proceso de Morena.

Sin embargo, calificó la denuncia de Ebrard como “una duda razonable”, lo que llama la atención porque no la descalificó y mucho menos dijo que era mentira. La llamó “duda razonable”, lo que también hace ver que quizás tome cartas en el asunto a lo que corresponde la presunta participación de dependencias federales en favor de Sheinbaum, con lo que queda en entredicho aquello de que su gobierno no se inmiscuiría en la contienda de Morena por la candidatura presidencial.

Pero ¿qué piensa realmente López Obrador no sólo de lo que denunció Marcelo sino de la conducta de Ebrard? ¿Se esperaba una reacción así del hombre que se creía más cercano a él y que tantos problemas le había sacado adelante en el propio gabinete? ¿Sabía que su cercano colaborador se rebelaría al grado de dar “pelos y señas” de presuntas irregularidades y hasta ilícitos (electorales) de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México?

Han transcurrido ya varios días a partir de la denuncia de Ebrard, y ahora lo importante no es el contenido de la misma sino qué piensa hacer el presidente de la República. ¿Dará algún “manotazo” en la mesa y pondrá orden? ¿Se dejará ir contra Marcelo y le leerá la cartilla? ¿Buscará una salida salomónica y habrá un tercero en discordia?

Sin duda las respuestas a estas preguntas y a otras más que hay en el ambiente, las conoceremos en los próximos días, en los que quizás trascienda alguna “encerrona” en Palacio Nacional de López Obrador con los protagonistas del desaguisado.

 

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