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Futuro del voto electrónico en México y en el extranjero

Por Juan Carlos Hernandez A.

Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas y profesor universitario.

El proceso electoral de los años por venir es una oportunidad para definir el camino que debe adoptarse para garantizar la inclusión de los mexicanos residentes en el extranjero en la vida política de nuestro país, como también de los que habitan en México. Lo anterior con una nueva y moderna metodología del sufragio electrónico que, deberá implementarse en un futuro, que se desarrollaría en los siguientes años, por lo que aún se encuentra en fase de análisis de viabilidad y que se podría adelantar sí el Congreso de la Unión lo ordena.

El Instituto Nacional Electoral trabaja en una estrategia de largo plazo para implementar el voto electrónico en el país, con un plazo de desarrollo de 11 años que concluiría en 2036. La iniciativa se encuentra en fase de análisis de viabilidad planeación, y propone crear una plataforma tecnológica que cubra con los principios legales de la institución, para ello se contempla un desarrollo gradual con metas de corto, mediano y largo plazo.

En el diseño participan áreas técnicas del INE, bajo la coordinación de la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral, aunque, sí en la próxima reforma electoral, el Congreso de la Unión ordena al instituto implementar el voto electrónico en territorio nacional en un plazo concreto, el calendario podría adelantarse sustancialmente pese a que hoy el INE sólo puede realizar programas piloto de voto electrónico, pues la Constitución no contempla aún esta modalidad, en territorio nacional.

En un documento de trabajo del INE se prevé evaluar distintos escenarios: voto presencial con urnas electrónicas, voto a distancia a través del Sistema de Voto Electrónico por Internet (Sivei) y esquemas híbridos que combinen ambas modalidades, también con la intención de analizar aspectos técnicos, normativos, sociales, culturales y económicos, además de considerar las mejores prácticas internacionales.

Como referencia tenemos los avances del voto migrante en el Proceso Electoral Federal 2023-2024, se habilitaron 23 sedes diplomáticas para el ejercicio del voto en el exterior, localizadas principalmente en Estados Unidos, Canadá, España y Francia. En Canadá la participación fue notable: mientras los registros previos en internet alcanzaron aproximadamente 182 mil inscripciones, la emisión final de votos fue de alrededor de 223 mil, lo que representa un incremento del 82 %. Este hecho, evidenció la necesidad de implementar reformas y mejoras operativas para garantizar de manera más eficaz el voto de las personas mexicanas en el extranjero y en tal sentido se han dado a conocer diversas propuestas para fortalecer, ampliar y garantizar el derecho al voto desde el exterior.

Para el próximo proceso electoral del Poder Judicial de la Federación, previsto para 2027, el INE espera mantener o incrementar los niveles de participación ciudadana en las sedes de voto en el exterior. Sin duda una oportunidad más para ser partícipes en la cosa pública y recrear la democracia en nuestro país y que acudan a las urnas nuestros paisanos que radican en el exterior podrán hacerlo nuevamente por la vía electrónica.

La estrategia de voto electrónico con planeación de 2025-2036 pretende abarcar dos procesos electorales presidenciales completos antes de su consolidación, por ello para 2036, el INE espera contar con una evaluación integral que permita decidir su implementación definitiva o rediseñar la ruta. Empero, el futuro del voto electrónico dependerá de decisiones políticas, pues mientras no se realicen reformas constitucionales que autoricen formalmente su uso en territorio nacional, los avances quedarán limitados a ejercicios controlados en programas piloto.

Se espera que los beneficios institucionales sean significativos, en cuanto a reducción de costos en instalación de casillas y materiales electorales, así como de mayor agilidad en el conteo de votos, también disminución de errores humanos y una interacción más eficiente entre el INE y la ciudadanía, mientras que para los electores los beneficios incluyen la eliminación de barreras geográficas, periodos más amplios para emitir el sufragio, reducción de tiempos de espera y de traslados. El fin: dar pues un impulso radical a la modernidad para el ejercicio democrático.

 

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