Opinión Política
ANÁLISIS

El sindicalismo en Jalisco: una nueva era

Las reformas han generado condiciones para el surgimiento de una nueva forma de trabajo en el estado, que se caracterice por la libertad sindical, la negociación colectiva y la representación efectiva de los trabajadores.

 

Por Julio César Hernández

Atrás quedaron aquellos años del corporativismo sindical, del uso de la fuerza laboral del país -y, por ende, Jalisco incluido-, como “carne de cañón” o como fuerza clientelar en los procesos electorales; de los tiempos cuando los otroras dirigentes aprovechaban la fuerza numérica de sus centrales obreras para sacar provecho personal o de grupo. Los nuevos tiempos, los nuevos aires, llegaron al sindicalismo en México y concretamente al estado.

Las continuas reformas laborales impulsadas por las diversas administraciones federales, algunas con yerros que más adelante fueron corregidos o matizados, colocaron al trabajador también en el centro de la atención en busca del bienestar para él y sus familias. Se avanzó en la protección y beneficios de las y para mujeres en sus centros de trabajo. Se puso fin a la explotación del trabajo infantil, al tiempo de que las fuentes de empleo se diversificaban y ofrecían mejores beneficios para quien buscaba un empleo.

Esto, por supuesto, fue posible al trabajo coordinado, a los acuerdos y a la disposición de las tres partes que integran el sector productivo: Empresarios, sindicatos y gobierno. La “Triada” del motor que impulsa el desarrollo y crecimiento del país y de Jalisco en sus diversas etapas de la historia.

La reducción en el número de los emplazamientos a huelga y la concreción de las mismas generó todavía un mejor ambiente entre los tres sectores y ello ha generado la necesaria paz laboral para atraer la inversión extranjera y crecer la nacional.

Sí, aún hay mucho por hacer. Ni empresarios, ni trabajadores ni el gobierno se pueden decir satisfechos. Hoy se goza de un salario mínimo que ha registrado importantes incrementos; se promueve en el Poder Legislativo la reducción de horas laborales que si bien ha generado polémica, se confía en que habrá de llegarse a un acuerdo para que la planta productiva no se vea afectada.

Y, además, se cocinan nuevas reformas constitucionales, como el que el salario no pierda su poder adquisitivo al paso de los años. Para que todo esto llegue a buen puerto, se requiere de un análisis profundo, de una discusión a fondo donde las partes expongan sus argumentos y se logren acuerdos siempre en beneficio de todos.

No hay nada que no pueda lograrse si existe la voluntad necesaria para que ello suceda. Y hasta ahora, todo va encaminado a que así será.

DEL TLCAN AL T-MEC

Las reformas de 2019 en materia laboral marcaron un momento paradigmático en el que se establecieron las bases para propiciar un cambio relevante en la vida sindical del país en lo que va de este siglo. La renegociación del TLCAN y la consecuente firma del nuevo tratado durante la relación Trump-AMLO, bajo las siglas de T-MEC, fue el contexto político en el que dichas reformas lograron salir adelante.

Con las nuevas reglas del T-MEC, que buscan garantizar “competencia leal” de las condiciones laborales de los trabajadores en los tres países, los sindicatos mexicanos se vieron forzados a reaccionar para actualizar sus estatutos y reactivar sus labores sindicales en los centros de trabajo, en donde en muchos casos el esfuerzo por defender las condiciones de las y los trabajadores resultaba un ejercicio anecdótico, por decir lo menos.

Esto se debe a que los sindicatos de Estados Unidos y Canadá podrán denunciar condiciones laborales adversas y el contubernio entre los sindicatos y las empresas y, más importante aún, las empresas podrán invocar el convenio para que las autoridades verifiquen que realmente existen condiciones laborales justas y apegadas a las normativas de derechos humanos y laborales que establece el T-MEC.

Por ello, las reformas han generado condiciones para el surgimiento de una nueva forma de trabajo sindical en el estado que se caracterice por la libertad sindical, la negociación colectiva y la representación efectiva de los trabajadores (apenas hace seis meses que concluyó el proceso de las legitimaciones de los contratos colectivos de trabajo en todo el país).

Si dichas reformas funcionan correctamente se podrá notar un cambio significativo en la manera en que los sindicatos operan y se relacionan con las empresas.

VOTACIÓN. Las nuevas reformas laborales obligan someter a votación de los trabajadores los nuevos contratos laborales.

EL SINDICALISMO EN JALISCO

En un momento en el que –a pesar del discurso anti neoliberal del presidente– México ha consolidado aún más la relación comercial con sus principales socios en América y Europa (también en este sexenio se ha trabajado para actualizar el TLCUEM), es necesario entender que los sindicatos deben entrar también en una dinámica global en donde se vinculen con organismos internacionales y se empapen de la agenda laboral para acercar avances en la materia para nuestro país.

En Jalisco, hay ejemplos de que el sindicalismo formado, estructurado y organizado puede seguir esta ruta, pues nuestro estado es de los gigantes agroalimentarios del país y eso no es decir poca cosa.

Para salirnos de los estereotipos, pensemos en el campo de Jalisco: es el máximo productor de berries y agave en donde empresas de relevancia internacional se han interesado en invertir, como Diageo o Driscoll´s y dentro de estas empresas existe un sindicalismo activo y real que cumple con los estándares de este nuevo modelo.

La federación SUMATE (Sindicatos Unidos Primero de Mayo de Trabajadores y Empleados), liderada por el experimentado líder sindical Gabriel Trujillo Ocampo, representa a los trabajadores de las empresas antes mencionadas y ha demostrado, a cuatro años de haberse formado, que es posible un sindicalismo que promueve el diálogo y la colaboración con las empresas para garantizar el cumplimiento de los derechos laborales de los trabajadores y, al mismo tiempo, cuida la producción de las empresas, ayudando así a consolidar el sector agroalimentario de Jalisco.

SUMATE Y EL MODELO SINDICAL  

Su capacidad de adaptación a las nuevas reglas le ha permitido:

Primero, legitimar sus contratos colectivos de trabajo con un nivel de aprobación de 94% de aprobación. Segundo, han tenido una presencia permanente en los foros legislativos en donde no han vacilado en impulsar iniciativas en materia laboral como las vacaciones dignas y la reducción de la jornada laboral. Tercero, han construido puentes de comunicación y trabajo con organismos internacionales como la OIT, la OIM y el ACNUR, así como con instituciones académicas de prestigio en México y en el extranjero, como el Colegio de México y el Mexico Institute, del Wilson Center, por mencionar algunos.

Un modelo de trabajo sindical que se basa en la colaboración, el diálogo y la representación efectiva de los trabajadores, que se posiciona como un socio estratégico para las empresas, que cumple su compromiso con los estándares laborales y logra fomentar un ambiente de trabajo armonioso, ha tenido un crecimiento indiscutible en Jalisco.

Y aunque “una flor no hace la primavera”, será interesante ver de cerca la evolución del trabajo que realiza ésta y todas las federaciones sindicales de Jalisco, pues quizás estamos ante un momento clave de la vida sindical de México, en el que desde Jalisco está surgiendo un modelo de trabajo sindical propositivo y que puede ser replicado en otras industrias y otros estados del país.

El sindicalismo de SUMATE ofrece un modelo que tiene el potencial de transformar la relación entre los trabajadores y las empresas de manera efectiva en el marco de las nuevas reglas del T-MEC y de mayor vinculación entre nuestro país y sus principales aliados comerciales.

AGAVEROS. La producción de agave generó interés de firmas internacionales, en donde el nuevo sindicalismo juega un papel importante.

SINDICATOS, POR EL BIEN DE JALISCO

Los logros obtenidos por Sindicatos Unidos Primero de Mayo de Trabajadores y Empleados (SUMATE) son el ejemplo de lo que otras organizaciones sindicales pueden lograr, pues no es posible que todas, por sus propias características y los ramos a los que pertenecen, transiten por el mismo sendero.

Sin embargo, acciones de esta naturaleza han sido reconocidas por el propio sector patronal al advertir el compromiso de estas organizaciones sindicales y sus mismas dirigencias, lo que permite que estos dos eslabones de la cadena productiva -empresarios y trabajadores- se fortalezcan para beneficio mutuo y eso, como consecuencia, les permite acceder a los programas de apoyo, de diversa índole, que pone en operación el gobierno, y a través de sus representantes populares seguir impulsando reformas laborales de mayor beneficio.

Jalisco ha sido ejemplo de una entidad con envidiable paz laboral que ha permitido que el índice de empleo vaya en ascenso y el de desempleo decrezca, aún y con todo lo discutible que pueda ser el tema, pues lamentablemente estamos aún lejos de abatir el fenómeno del desempleo o reducirlo a lo mínimo si es que existe manera de así calificarlo.

Estamos en el último tramo del actual gobierno estatal y hay que esperar a que las autoridades rindan su último informe de logros en diversos rubros, así como de objetivos no alcanzados, pero el tema laboral será, sin duda, fundamental para el arranque de la próxima administración, independientemente del color partidista que llegue. Lo importante será que la relación entre el sector productivo estatal, la conciliación, el entendimiento y la búsqueda del mismo objetivo, que es el lograr beneficio para las partes involucradas, se mantenga como la característica fundamental de un estado con la importancia de Jalisco.

 

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