Por Gilberto Ortega Valdés
Personaje público
La elección intermedia de 2027 será un parteaguas en la vida política de Jalisco y de México. Para Movimiento Ciudadano, el reto es mayúsculo: más que ganar a toda costa, la prioridad debe ser garantizar un proceso electoral sólido, transparente y cercano a la ciudadanía. Históricamente, las elecciones intermedias han reconfigurado el poder político. Cuando el partido en el gobierno pierde en ese momento, las consecuencias suelen prolongarse hasta la siguiente contienda. Difícilmente logra recuperarse, lo que abre espacio a nuevas fuerzas políticas y genera escenarios de cambio profundo.
No hay que ir muy lejos para comprobarlo. Durante la administración de Emilio González Márquez, en la elección intermedia el Partido Acción Nacional sufrió un revés histórico: perdió Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga y Puerto Vallarta —las principales ciudades del estado—, además de ceder la mayoría en el Congreso al perder 12 de 20 distritos. Ese episodio marcó el inicio del declive del panismo jalisciense y debilitó el segundo trienio de aquella administración.
Algo similar ocurrió en 2015, durante la gestión del priista Jorge Aristóteles Sandoval. En esa elección intermedia, el PRI perdió la mitad de los distritos locales y 65 municipios, incluidos Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco y Puerto Vallarta. Ambos casos deben servir de advertencia: Movimiento Ciudadano tiene la oportunidad de consolidar su proyecto, pero también enfrenta el riesgo de caer en la soberbia del poder. La clave estará en evitar errores de cálculo, mantener cercanía con la ciudadanía y atender con seriedad las demandas sociales.
La excepción fue en el sexenio de Enrique Alfaro Ramírez, cuando Movimiento Ciudadano logró ganar la elección intermedia de 2021, lo que permitió, entre otras cosas, allanar el camino para los triunfos obtenidos en 2024.
Además, el 2027 no será un proceso cualquiera. Estará marcado por el arranque de una nueva administración federal, la disputa de los equilibrios en el Congreso y la reconfiguración política en estados estratégicos. En ese escenario, Jalisco será observado como un bastión clave y un laboratorio de la democracia mexicana. Movimiento Ciudadano no solo deberá enfocarse en ganar, sino en demostrar que sabe gobernar con responsabilidad y visión de futuro.
En conclusión, la elección intermedia de 2027 no se definirá únicamente en las urnas: se está gestando desde ahora, en cada decisión política, en cada acción de gobierno y en cada gesto hacia la ciudadanía. Si Movimiento Ciudadano quiere evitar el destino que otros partidos ya corrieron, deberá demostrar que aprendió la lección de la historia. La política no perdona la soberbia, pero premia a quienes entienden que gobernar es servir y que la democracia se fortalece cuidando el proceso.