PRIMER INFORME DE GOBIERNO
Cifras relucientes llenaron el aire: un crecimiento en exportaciones del 41% en el segundo trimestre de 2025, 933 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED) en el primer semestre, y 30,722 empleos formales generados en nueve meses.
Por Eduardo Gómez de la O
Presidente de la Asociación
Mexicana de Gasto Público AC
Bajo el sol radiante de noviembre, en el histórico Hospicio Cabañas, Pablo Lemus Navarro se paró frente a un auditorio expectante. Era el 6 de noviembre de 2025, y el gobernador de Jalisco, con su traje azul impecable y esa sonrisa que parece salida de una campaña electoral, desplegaba el telón de su primer informe de gobierno. «Le entramos al Estilo Jalisco», proclamó, evocando un espíritu de cercanía y ejecución que, de acuerdo al discurso gubernamental, ha transformado al estado en un «oasis del desarrollo económico» en un México estancado. Cifras relucientes llenaron el aire: un crecimiento en exportaciones del 41% en el segundo trimestre de 2025, 933 millones de dólares en inversión extranjera directa (IED) en el primer semestre, y 30,722 empleos formales generados en nueve meses. Sonaba como una sinfonía de progreso, con el Plan Jalisco 2024-2030 como partitura maestra, prometiendo duplicar el PIB estatal respecto al nacional para 2030.
Pero, como en toda buena narración política, detrás del brillo hay sombras que merecen un segundo vistazo. Lemus, empresario de cuna musical que sorteo múltiples dificultades y rindió buenas cuentas como presidente municipal de Zapopan y de Guadalajara, ahora timonel estatal, pinta un Jalisco que avanza a pasos agigantados. En su Eje 1 «Jalisco, Economía que Avanza», el gobernador celebra la diversificación: semiconductores capturando el 70% de la producción nacional, agroindustria liderando en berries y aguacate, y un turismo que se prepara para el Mundial FIFA 2026 con 2,000 millones de pesos en inversiones hoteleras.
«Somos el motor económico de México», insiste, citando un 4° lugar en el Índice de Competitividad del IMCO, un salto de seis posiciones. Y los números oficiales dicen lo siguiente: las exportaciones, según el INEGI, sí escalaron un 24.9% en el primer trimestre de 2025, alcanzando 8,457 millones de dólares, con la electrónica como estrella (64% del total). La IED, por su parte, repuntó 4.5% en el mismo periodo, con EE.UU. aportando el 74% y nuevos jugadores como Singapur asomando. Escenario que pinta optimismo y buenas cuentas.
Los retos y los pendientes
Sin embargo, el relato cambia al escudriñar los números con lupa, especialmente con el último pulso del INEGI sobre el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) para el segundo trimestre de 2025, publicado apenas días antes del informe. De los fotogramas luminosos a los retos y pendientes. El PIB estatal, ese santo grial del desarrollo, creció apenas un 0.68% en 2024, por debajo del 1.48% nacional y rezagado ante gigantes como Nuevo León (4.11%). Y para el arranque de 2025, los datos frescos del INEGI pintan un Jalisco estancado: en el segundo trimestre, la actividad económica subió solo un modesto 0.33% trimestral (desestacionalizado), con un avance anual raquítico del 0.71% –lejos de los fogos artificiales prometidos y por debajo de la media nacional del 1.2% anual reportado en el mismo boletín. Hidalgo lideró con un 3.1% trimestral y 7.1% anual, seguido de Michoacán (3.0%) y Guanajuato (2.9%), mientras Jalisco se conforma con un suspiro en el ranking, eclipsado por vecinos como Nuevo León (2.6% trimestral, 4.2% anual). El «oasis» requiere urgentemente acciones para su sustentabilidad.
Coparmex Jalisco, en su balance del informe, aplaude la colaboración público-privada –el 74% de propuestas empresariales avanzadas–, pero advierte: «Avances concretos, sí, pero desafíos en formalización y brechas territoriales pendientes». En X, el eco es mixto: CANIETI Occidente felicita los impulsos tecnológicos, mientras colectivos de desaparecidos y opositores como el PAN cuestionan la opacidad en microdatos. El ITESO, por su cuenta, desmenuza el ITAEE y concluye que el estancamiento jalisciense –con un índice de 106.68 (base 2018=100)– refleja una desaceleración en manufacturas y servicios, pese al boom exportador. ¿Y el empleo? Esos 30,722 puestos son precisos para los nueve primeros meses, pero representan una caída del 22.1% interanual, con pérdidas estacionales que borran el brillo.
Imaginemos a Lemus caminando por las calles de Zapopan, donde el 99% de las mipymes (que generan el 55% del empleo formal) claman por más que 28.4 millones de pesos en apoyos. Ahí, en el corazón industrial, el nearshoring ha traído fábricas de semiconductores como Kutsari, pero la informalidad acecha al 45.3%, onceava nacional, y la pobreza laboral se estanca en 23.7%. El gobernador alaba la «cuádruple hélice» –gobierno, academia, privados y sociedad–, pero críticos señalan que el 70% de los apoyos se concentran en el interior, dejando a la Zona Metropolitana de Guadalajara con brechas en movilidad y agua que frenan el flujo económico. Y en el agro, orgullo jalisciense con 12.8% del PIB nacional, la tecnificación brilla en berries, pero el cambio climático y la escasez de jornaleros amenazan cosechas enteras, como lo evidencia la contribución modesta de las actividades primarias en el ITAEE (apenas 0.2% al crecimiento nacional en Q2 2025).

El informe no es un mero desfile de cifras; es un capítulo en la saga de Jalisco, un estado que, como un tequila añejo, mezcla sabores intensos: innovación en Guadalajara, turismo en Puerto Vallarta y agro en la Ciénega.
Lemus, con su background empresarial, ha inyectado dinamismo (el Paquete Económico 2026 destina 181 mil millones de pesos, con 25.6% a educación y énfasis en salud y seguridad), corrigiendo errores del pasado y proyectando futuro, pero el tono de sus «cortes de caja» selectivos, genera escepticismo. ¿Es este el Jalisco que sueña, o un espejismo en el desierto económico nacional, ahora confirmado por el termómetro imparcial del INEGI? Hoy se abre una hoja de pendientes urgentes de resolver para dar sustentabilidad al llamado oasis económico.
A medida que el telón baja en el Cabañas, el foco se desplaza al 2026, año de cumbres y cimas. Internacionalmente, el Mundial FIFA (con cuatro partidos en el Akron y un Fan Festival que promete 47,000 turistas) podría inyectar miles de millones, pero exige logística impecable ante una economía global volátil: aranceles trumpianos en el T-MEC, que ya hicieron caer la IED anual 2024 un 46%, y una UE que prioriza green deals que Jalisco debe emular para no quedarse atrás. Nacionalmente, el endeudamiento público galopa más rápido que el PIB (con déficits que desplazan inversión productiva), y reformas como la judicial erosionan la confianza inversionista, según la Cámara de Comercio. Localmente, las 12 regiones claman equidad: la Sierra de Amula lucha contra informalidad del 50%, mientras la Costa Sur enfrenta sequías que secan el 26% de cultivos tradicionales. Proyectos como la Línea 4 del Tren Ligero (avance 90%, operativa en Q1 2026) y alianzas con Nuevo León para IED en logística son faros, pero sin formalización rural y mitigación climática (y un ajuste al estancamiento revelado por el ITAEE), el oasis podría evaporarse.
En este 2026, Jalisco no solo jugará al fútbol; jugará su futuro económico. Lemus ha encendido la mecha, pero ¿mantendrá el fuego sin quemar las raíces? La respuesta, como siempre en política, estará en las calles, no en los informes. Por ahora, el Estilo Jalisco resuena: con ánimo, entrega y, ojalá, un poco más de autocrítica.



