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Trabajar en la tolerancia

Por Juan Carlos Hernández A.

Mtro en Gestión Social y Políticas Públicas

@juancarleis2020

Las personas fuertes son las que por actitud y formación de carácter, perseverancia, sobresalen en la vida sin desistir, sin doblegarse y sin tirarse al piso y quedarse ahí. La tolerancia a la frustración es un antídoto inequívoco que nos ayuda a sobresalir de uno y otro problema del día a día. Quizá también la tolerancia a las equivocaciones de los demás nos ayuden a entender que la gente se equivoca, comete errores, igual una y otra vez. Y hay que aguantar, sí o sí.

Pero cuidado con ser tolerante. No se puede ser tolerante ante el error de la falta de ética, de la falta a la moral o a las buenas costumbres, tampoco a las mentiras, o equivocaciones lógicas, pues esa tolerancia será reprobable o negativa porque va en riesgo la integridad y la solvencia moral de quien, por tolerar un error ajeno, pueda traerle complicaciones a priori o posteriori. Tolerar no significa aceptar, es solo eso, ser tolerante hacia con los demás, hacia otras ideologías, posturas o temas con el prójimo. Nada más.

La pregunta es: ¿Será difícil ser tolerante? Pues la respuesta la tiene cada persona porque es la paradoja de que en gustos se rompen géneros; también en la asimilación de la tolerancia, hay de todo: pacientes, poco pacientes o indiferentes, ello dependerá de la formación y educación de cada persona, como también de sus valores con los que asocia una cuestión o tema de tolerancia. Aunque claro, se debería de llevar con total respeto y sin prejuicio. Justo aquí es como cada quien elige el por qué y cómo ser tolerante.

El ilustre Tomas de Aquino, en la obra por excelencia la Suma Teológica, destaca lo más importante sobre el tema. «Por la paciencia humana toleramos los males con ánimo tranquilo, es decir, sin la perturbación de la tristeza para que no abandonemos por nuestro ánimo impaciente los bienes que nos llevan a otros mayores” (2 2 q 136 a 1 (IV, p. 374)). *

Y agrega: “El mérito de la perseverancia consiste en no apartarse del bien a pesar de la prolongada tolerancia de situaciones difíciles y trabajosas. Lo directamente opuesto a esto es, según parece, el que uno se aparte con facilidad del bien por dificultades que no puede soportar. Esto constituye la esencia de la molicie, ya que muelle o blando se llama a lo que cede fácilmente al tacto” (2 2 q 138 a 1 (IV, p. 384)). *  Y finaliza con esta sentencia: «De la abundancia de la caridad se saca paciencia para tolerar las adversidades» (respuesta a la objeción tercera de la cuestión 184: 2 2 q 184 a 1 (IV, p. 669)). *

¿Y usted cómo hace para practicar la tolerancia? ¿Es bueno o malo en ello? Muchas de las acciones propias de las personas en sociedad, son hechas en base a la tolerancia, así se crea sinergia; solo que hay que ser responsables para saber diferenciar qué tanto sí o qué tanto no nos puede afectar para bien o para mal el tolerar; en todo caso podemos ejercer nuestra propia convicción sobre el tema y definir en qué momento toleramos y en que otro ponemos un alto.

Hagamos lo posible dentro de lo deseable, con vehemencia y con pasión, con honor y dignidad y con toda seguridad avanzaremos hacia un mejor entendimiento sin desistir de nuestros propios principios, esto que desde casa cuando pequeños fuimos creando en la dinámica familiar. ¡Hágale pues!

*Citas: https://www.nuevarevista.net/la-tolerancia-en-tomas-de-aquino-una-seleccion-de-citas.

 

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