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Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-¿Será mucho pedir que los diputados, nuestros gobernantes y los burócratas, trabajen de acuerdo con una concepción de la sociedad basada en principios y valores, que impliquen ideales humanos? ¿Podrían trabajar procurando día a día la elevación del nivel de vida de las personas, el desarrollo cultural, el crecimiento de la economía, de la industria y del comercio? ¿Será posible que en algún momento podamos afirmar que en México y en Jalisco la política se practica con dignidad, con tolerancia, en un ambiente de pluralidad, con respeto?

Así arranca la charla Luisa, una joven estudiante de Filosofía que en sus ratos libres asiste a la cafetería del barrio para leer las noticas del día y disfrutar de los aromas y sabores de los cafés de origen que ofrecen en el lugar. En esta ocasión Luisa se acompaña de uno de su profesores, un sexagenario catedrático que gusta de los debates extracurriculares con los alumnos de postgrado.

-Mi estimada Luisa -responde el profesor, con ese tono académico que le caracteriza-, un legislador o un gobernante ideal como tú lo planteas, requiere primero visualizar un proyecto de comunidad, de Estado o de Nación. Deberá privilegiar un modelo de sociedad en donde la educación y el desarrollo cultural se constituya como uno de los ejes centrales de la política gubernamental, porque solo así podrá generar escenarios que propicien el análisis y la reflexión comunitaria sobre la condición económica, política, social y humana, en su espectro de responsabilidad. Debe parar esa perversión de estar sembrando esperanzas e ilusiones, que lleven a la gente, en cada proceso electoral, a pensar que las necesidades y conflictos de toda índole tienen una solución, que mágicamente se resolverá con instalar en un cargo a quien aspira a diputado, gobernador o presidente.

“Los políticos deberán velar por la confrontación sana y seria de argumentos, de propuestas y visiones de la vida en comunidad. Contrario con el comportamiento polarizante, agresivo y violento que campea en la comunicación política de nuestros representantes cada vez menos populares”.

 

Luisa se endereza, solicita al barista una ronda más de cafés y responde al profesor: -En estos tiempos en los que pareciera que importa más el funeral que el muerto, la boda que el amor, el físico que el intelecto, el glamour de un puesto político que la responsabilidad de servicio a la comunidad, es necesaria la participación crítica, activa, y propositiva de todos. Hoy gobernantes y lideres políticos hacen, dejan de hacer y permiten que otros hagan lo que se les dé la gana por una simple y sencilla razón… porque pueden. Porque nadie los castiga, porque se olvidan de que el dinero del que disponen, el que les entregamos en contribuciones, en pago de licencias, hasta en las fotomultas, lo hacemos con el anhelo de que nos cuiden. Es un dinero que ganamos con el esfuerzo de nuestro trabajo, para que nos protejan de los malhechores.

“Yo busco mujeres y hombres que participen en la política que no generen distractores a los problemas que vivimos en la actualidad. Siguiendo las reflexiones de Max Weber, entendiendo las dos formas de profesar la política, los que viven «para» la política o los que viven «de» la política. Busco personas que entiendan que el ser político es una profesión.

“Busco políticos con vocación, no esos grillos amateurs, inmunes a la profesionalización política, me dan alergia esos que se auto nombran políticos y se ayudan de mecanismos de postulación tramposos, espontáneos o hasta de sorteos, para luego pasar por el escrutinio electoral; y como lo apunta Hannah Arendt en las últimas páginas de su libro “Sobre la Revolución”: eso significa el final para muchos políticos profesionales.

“Me gustaría publicar un anuncio en redes que diga: ‘Se Busca Políticos, Que Prefieran Ser Útiles, Antes Que Importantes’. Puede que esté en búsqueda de una utopía, pero lo que me interesa es pensar y soñar en un país que tenga en cuenta a las nuevas generaciones, y que estas logren un modo de vida con una ética que genere condiciones más dignas y justas que las que vivimos actualmente”.

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