Opinión Política
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¿Resultados inevitables?

José Antonio Elvira de la Torre

Prof. del Departamento de Estudios Políticos del CECSH de la UdeG

En medio de la estridencia política que algunos actores están generando, el alud de información sin rigurosidad, calidad, ni veracidad, y la jungla de las redes sociales, las y los ciudadanos, especialmente los jóvenes que cumplieron apenas o están por cumplir la mayoría de edad y que podrán participar en la elección de 2024, parecen no encontrar respiro: no observan un ambiente propicio para dialogar y escuchar puntos de vista diferentes que les ayude a establecer sus propias preferencias políticas, y tampoco encuentran razones e incentivos suficientes para interesarse e involucrarse activa y responsablemente en los asuntos públicos.

Este “ruido ensordecedor” que nos impide entendernos como iguales en derechos, reconocer nuestras diferencias como oportunidades para construir una comunidad más incluyente y plural, también tiene un interés orientado a hacernos pensar que hay hechos consumados e inamovibles; por ejemplo, el resultado de la elección de 2024. Pero, ¿en verdad los ganadores y perdedores de la contienda ya están definidos? Ofrezco algunos argumentos en contra de esta idea:

  1. ¿Ya hay ganadores porque no hay quien los pueda enfrentar? Han sido más visibles los aspirantes de MORENA por la natural exposición mediática de quienes desempeñan cargos gubernamentales, pero también por su anticipada promoción ilegal e indebido aprovechamiento de recursos públicos. No obstante, los procesos de selección de candidatos, aunque no evitarán todos los efectos del tiempo y recursos, pueden equilibrar un poco la cobertura mediática, y lo más importante, darán rostros y perfiles a todas las personas que no evalúan positivamente a este gobierno y cuya posible preferencia está en construcción.

Estudios de Alejandro Moreno sobre polarización política (El Financiero, 26 de mayo), señala que la proporción entre quienes respaldan y opositores al Gobierno morenista es de 53%-34% (los más extremos, proporción 31%-23%), con 13% en el medio, que pueden inclinar la balanza al definir su preferencia y votar en consecuencia.

Esto significa que la elección de suma importancia para muchos (por los efectos y consecuencias que en su vida cotidiana tendría), favorecerá el comportamiento estratégico de los electores, teniendo un efecto concentrador de votos en opciones con posibilidad real de ganar, cerrando más el resultado final.

  1. ¿Todas las encuestas dicen que gana la Presidencia cualquier candidatura de MORENA? Dado que no hay certeza aún de coaliciones, las encuestas reflejan votos por separado de cada partido. Si bien las sumas no son automáticas, MORENA-PT-PVEM tendrían cerca de 55% de votos y PAN-PRI-PRD cerca de 40%. El 5% de MC importa para cualquier lado, por ello su no compromiso. Una diferencia de 10-15% (dependiendo la encuesta) sin tener aún precampañas ni campañas, no refleja “inevitabilidad del resultado”.

Hay que complementar las encuestas de intención de voto (centradas en personas-partidos) con evaluaciones del desempeño gubernamental (no sólo aprobación del Presidente), y ahí el Gobierno Federal es calificado de mal/muy mal por el 50% en economía, 58% seguridad, 40% corrupción (El Financiero, abril), temas centrales para la configuración de preferencias de los electores.

 

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