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Manifiesto a los economistas

Por Alfonso Gómez Godínez

@ponchogomezg

En 1928, hace poco menos de un siglo, Keynes, el gran Keynes, dio una charla al Club de Política Económica de Cambridge, el gremio de los economistas ingleses, que después se publicó bajo el sugerente título “Las posibilidades económicas de nuestros nietos”, texto poco conocido y que invito a su lectura. Permítanme señalar que cualquier similitud con nuestra realidad no es mera coincidencia.

Él decía en esa conferencia: “Estamos sufriendo precisamente ahora un ataque inadecuado de pesimismo. Creo que esta afirmación es una interpretación extraordinariamente equivocada de lo que está sucediendo. Estamos sufriendo, no el reumatismo de la vejez, sino los crecientes dolores que acompaña a los cambios excesivamente rápidos, del dolor del reajuste de pasar de un período económico a otro».

Cien años después se repite el ciclo. Una gran lección donde el pesimismo parece atraparnos; nos sentimos abrumados. Muchas veces los economistas actuamos queriendo mantener el statu quo, tomando decisiones para alcanzar los desequilibrios macroeconómicos, impulsar dolorosas medidas de ajuste y austeridad, intervenir para modificar las tendencias de la oferta y la demanda. Los economistas estamos, en la mayoría de las veces, enfrentando las consecuencias de la enfermedad con viejas recetas, minimizando sus causas de fondo.

Keynes no solo dejó una portentosa herencia que se traduce en el Estado de Bienestar, en la participación del Estado en la economía y su función reguladora del ciclo económico por medio del gasto público. La política fiscal adquiere un sitio preponderante en la política económica, en el manejo de la demanda agregada.

Precisamente por sus propuestas, Keynes fue un revolucionario, un cuestionador del statu quo de la ciencia económica, del paradigma dominante de fines del siglo 19 y principios del 20, el pensamiento neoclásico. Keynes fue un provocador derribando mitos y dogmas, como el ajuste automático de los mercados, la omnipresencia de la mano invisible y la satanización de la participación estatal en la economía. Pero Keynes no solo fue una teórico de la economía, fue un gran impulsor de nuevas instituciones del Walfare State y del orden de la posguerra. Bretton Wood. Sus ideas y acciones contribuyeron al período de crecimiento económico más largo y alto del siglo 20, la llamada Edad de Oro del Capitalismo.

Hoy Keynes ya no está con nosotros, pero también el mundo es muy diferente al de su época. La ciencia económica enfrenta grandes retos y desafíos, inéditos, diría con grandes riesgos, pero también con enormes posibilidades para el bienestar de la humanidad, retos y desafíos que se transforman con una velocidad vertiginosa.

Cuando llegan las malas noticias económicas, generalmente muy recurrentes, florecen las dudas sobre los alcances de nuestro conocimiento para generar prosperidad, equidad en los beneficios del crecimiento económico, para alcanzar los equilibrios entre el mercado y el Estado. En muchas ocasiones nos polarizamos como defensores a ultranza del mercado frente al Estado o viceversa, sobre los vasos comunicantes entre libertad económica e interés o bien público.

Sirvan estas reflexiones para reivindicar la potencialidad social de la economía, de la posibilidad que tenemos desde la ciencia económica, desde el estudio y la investigación, para proponer y poner en marcha modelos y políticas públicas que permitan orientar en beneficio de la sociedad las grandes transformaciones de nuestro tiempo.

Los economistas debemos de reconocer el valor y contenido, en ocasiones explosivo en la arena política, de las narrativas que elaboramos, de nuestra visión de la realidad presente y futura. Economía y política suelen ser un dúo desafiante cuando caminan juntos y se fortalecen mutuamente. Y las sugerentes complejidades de la reflexión teórica y el trabajo académico.

Ser un apasionado de la economía es un vivo reclamo para los economistas. En estos tiempos de dolores provocados por el cambio, no cabe ni la indiferencia teórica y política, ni la comodidad de ausentarse en el debate evitando sus riegos y consecuencias; no cabe la posibilidad de la inercia de repetir lo que otros dicen, ni el quehacer inercial, frio y repetitivo del burócrata. No podemos tampoco, desde la investigación y la academia, darnos el lujo de utilizar las viejas recetas para los nuevos males. Anclarnos en la posición reactiva, sin visión proactiva.

Por tales razones, el Colegio de Economistas de Jalisco no solo convocó a la renovación de su dirigencia donde hoy asumo su presidencia, sino que la convocatoria que hacemos los que formamos parte de esta nueva dirigencia es trazarnos nuevas rutas en el trabajo gremial que nos identifique, nos dé cuerpo, participemos, nos sintamos orgullosos de ser economistas y que, como señaló Keynes en esa casi centenaria charla, que la sociedad nos reconozca, cito, “como personas competentes, modestas y útiles”.

Sobre estas ideas abracemos una filosofía y visión personal y social de lo que significa ser economista e inyectemos esa visión y ese compromiso al Colegio. No es casualidad de que nuestro lema de campaña fue y es: “Por un Colegio de Economistas con Visión, Valores y Compromiso Social”.

Por tales razones los invitamos a tres grandes tareas: La renovación institucional, el desarrollo y vinculación profesional y el posicionamiento público y una intensa comunicación social.

Vamos a renovarnos, estudiando, debatiendo y proponiendo. Los invito a eliminar los límites que nos impone la ortodoxia y atrevernos a construir enfoques heterodoxos. Dialogar con los estudiosos y practicantes del derecho, con los investigadores de los campos de la antropología y sociología. Con los historiadores y psicólogos.

Encaminemos nuestros esfuerzos para enfrentar el gran problema de México que es su desigualdad, enfrentar los nudos gordianos del “capitalismo de cuates” para alcanzar una economía con piso parejo, apertura, sin privilegios y/o nepotismos, que construyamos una economía eficiente de mercado, pero con instituciones democráticas para favorecer el bienestar general y no solo el de unos cuantos.

Involucrarnos abiertamente en nuestra realidad cotidiana, contribuyendo a develar e impulsar los grandes motores del crecimiento económico de Jalisco, de sus regiones. Reconociendo la importancia del capital social, de los innovadores y emprendedores, pero sin olvidar a quienes con su fuerza laboral contribuyen a la generación de riqueza y prosperidad.

 

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