Nota del Editor
Por Julio César Hernández
@jcentresemana
El haber perdido 19 diputaciones federales, 16 diputaciones locales, las presidencias municipales metropolitanas de Tlaquepaque, Tonalá y El Salto, y el estar sin definir del todo los triunfos en Guadalajara y la gubernatura, pues ambas elecciones fueron impugnadas por Morena y aliados ante una serie de presuntas irregularidades, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez lo atribuye a las malas decisiones tomadas por la dirigencia nacional, pues de esta manera la ciudadanía jalisciense les cobró la factura.
“Sí, sí pasó la factura; la factura de haber tomado decisiones equivocadas y de haber hecho de la política una broma como fue para mí la historia que algunos han resumido en un concepto, el de ‘fosfo fosfo’. Yo creo que tiene un concepto más complejo. Yo le diría que es la política que pasó de los destapes con cerveza a las despedidas con rímel. Así de sencillo”, declaró Alfaro Ramírez al referirse sin mencionarlos por su nombre al gobernador de Nuevo León, Samuel García, cuando hizo el “destape chelero” de Jorge Álvarez Máynez como el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, ante la complacencia del dirigente nacional, Dante Delgado, y a su esposa Mariana Rodríguez, quien frente a la cámara y un espejo reconoció que había perdido la elección para presidente municipal de Monterrey, mientras se enchinaba las pestañas.
Incluso, criticó a Álvarez Máynez por haber dejado de ser él y asumir una “versión que le impusieron, construida desde el norme de la República”.
Indudablemente que no le falta razón al gobernador Alfaro en la severa crítica que hizo a la dirigencia nacional de MC e indirectamente a su dirigente Dante Delgado Rannauro. Sin embargo, creo que le falto algo o un mucho de autocritica sobre que dejó de hacer su gobierno o qué hizo mal como para que la ciudadanía jalisciense le hubiera dado la espalda y favorecido con su voto a 19 candidatos de Morena a la Cámara de Diputados; a sus dos candidatos al Senado; a 16 candidatos de Morena y aliados, así como de la coalición Fuerza y Corazón por Jalisco, particularmente del PAN. Y, por supuesto, haber llevado a las alcaldías de Tlaquepaque, Tonalá y El Salto, entre otros, a los candidatos morenistas.
¿Qué hizo mal o dejó de hacer el gobierno alfarista? ¿O acaso el partido eligió mal a los candidatos a los que postuló y a quienes la ciudadanía les retiró el apoyo?
Sin duda que la derrota de Movimiento Ciudadano en las alcaldías metropolitanas, en las diputaciones federales y en las locales, fueron una mezcla de varios factores que tiene que ver con el desempeño del gobierno estatal y los gobiernos municipales, así como la vergonzosa campaña que a nivel nacional, y concretamente en su candidatura presidencial, hizo el partido “naranja” con la venia de Dante Delgado.
Haber ganado la gubernatura y las presidencias municipales de Guadalajara y Zapopan no son una muestra de reconocimiento o aval completo para el gobierno alfarista, por lo que en Casa Jalisco tendrán que hacer también un análisis a fondo sobre lo sucedido.
Pero luego de ello, también tendrán que analizar los emecistas de Jalisco qué posición asumirán ante su dirigencia nacional. Las cosas se complican cuando su líder político, Alfaro Ramírez, y Lemus Navarro no son militantes de Movimiento Ciudadano. ¿Qué peso puede tener su opinión al interior de MC si no son parte de él? ¿Cómo lograr que Dante Delgado y demás militancia hagan caso a sus opiniones si no son más que meros invitados a la mesa con voz, pero no con voto?
Se torna complicada la postura del Grupo Jalisco dentro de Movimiento Ciudadano, máxime cuando su jefe político habló, incluso, de llegar a un “rompimiento” con la dirigencia nacional. ¿Cómo tomarán esto todos aquellos emecistas, militantes o no, que ganaron su elección? ¿Estarán de acuerdo en dar ese paso extremo o “pintarán su raya”?
Todo eso está por verse en el corto plazo.
