Opinión Política
OPINIÓN

Honestidad Intelectual

Charlas en la Cafetería del Barrio

Por Alberto Mora

@alberto_mora

-Estamos rodeados de falsos demócratas, que viven parasitáriamente de la democracia. Y seguirán viviendo cómodamente en la democracia, hasta que consigan deshacerse de ella.

Así inicia Ricardo la charla en la cafetería del barrio, acompañando a Angela, quien invariablemente inicia sus días con una buena taza de café.

En un tono con cierta decepción, Angela responde: -Con la oposición política de baja intensidad que pervive en la actualidad y los gobernantes que se esfuerzan por restituir las prácticas de épocas anteriores, no veo cerca el momento en que surja una generación con honestidad intelectual que respete a las personas discutiendo las ideas. No veo partidos políticos que practiquen, o por lo menos promuevan, una ética de la responsabilidad en el servicio público.

Ricardo encoge los hombros y responde afirmando: – Siempre queda la esperanza en esa mayoría silenciosa, en la mayor parte de los ciudadanos que sabemos que debemos romper con el pasado, con ese pasado que si bien dejó cosas buenas, fue en otro tiempo, en otro contexto, con una sociedad distinta, con herramientas diferentes, en un mundo que ya cambió. La gente no es tonta.

Con una seña, Angela solicita al barista otra ronda de cafés, y continúa con la charla:

-Entonces tú si crees que aparecerán demócratas con altura de miras que nos acerquen a ese sueño de la libertad con justicia y justicia con libertad, y no como nos ha sucedido con los falsos profetas políticos de finales del siglo pasado y lo que va de éste. Me refiero a los que hemos visto en los últimos treinta años, esos que promovieron libertades sin justicia y generaron grandes desigualdades, y los otros que pregonan la justicia, pero limitan las libertades y van construyendo gobiernos autoritarios. Porque si hacemos un recuento, con unos y con los otros nos encontramos con más violencia, inseguridad y desigualdades.

“Y en sus informes, como si les fuéramos creer. Los gobiernos local y nacional se esfuerzan con sus spots propagandísticos para que interpretemos como logros de sus administraciones lo que sufrimos y que claramente nos damos cuenta que no funciona. Estamos bombardeados en radio y televisión, a través de los tiempos oficiales, con los cuentos del Gobierno donde más bien, exhiben un culto a la persona, alimentando sin pudor sus egos políticos”.

-A ver Angela, no olvides la otra parte de los excesos en la propaganda gubernamental -interrumpe Ricardo para ampliar el comentario-. Si solo fuera el tema de egos y vanidades políticas, no sería tan nocivo como los mensajes promueven rencores y odio. Esos que reflejan una sed por la ruina ajena, esos que descargan apodos, adjetivos descalificativos y frases prehechas. Esos en los que atacan a quienes no les aplauden, a quien no piensan como ellos. Esos que nos dividen como sociedad y que a veces logran enfrentarnos mexicanos contra mexicanos.

“En mi opinión, esos son depredadores de la democracia y han destruido mucho, pero por fortuna no han podido arruinar lo que se necesita para quedarse con todo. Aun cuando usan a sus congresos como oficialía de partes, no les ajusta para aterrizar sus caprichos. Quedan algunos contrapesos importantes y no ganan todas las batallas.

-Tienes razón Ricardo -responde Angela a manera de conclusión-. En nuestra frágil democracia debemos celebrar que tenemos instituciones sólidas. Ahí siguen resistiendo las instituciones educativas, el INE, el INAI, el Poder Judicial y algunos organismos de control constitucionales. Y a pesar de que los poderosos han tratado de dominar algunos medios de comunicación, afortunadamente no han podido callar a sus críticos.

“Por eso guardamos en la memoria los claroscuros de los gobiernos; los “otros datos”, el conflicto con UDG, con CIDE y el Conacyt, el AIFA, Seguro Popular, la Revocación de Mandato, la inflación, la refinería de Dos Bocas, la “austeridad franciscana”, la rifa del avión, los periodistas asesinados, el precio de la gasolina, el desabasto de medicamentos, los niños con cáncer, los desaparecidos.

“La política, la discusión y el debate político ha caído tan bajo que ha perdido su esencia, ha perdido la lógica de sus argumentos, ha perdido el apego a la verdad. No pierdo la esperanza de encontrarnos con la antípoda a estos oportunistas políticos y demagogos. No quiero aceptar a la política sin amor a la verdad, sin congruencia, sin honestidad intelectual”.

 

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