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¡Guadalajara bajo el agua!

Por Sergio Carmona Ruvalcaba

Ex Secretario de Desarrollo Urbano del Gobierno del Estado de Jalisco    

Si las inundaciones en Guadalajara solo fueran noticia, eso quizá fuera divertido o morboso si, además de lo anterior, robara tiempos de traslado, eso sería incomodo, pero si, además, afecta el patrimonio, ya toma una dimensión que no puede quedar solo en una anécdota. Habrá que invertir esfuerzo en recuperar lo perdido. Pero hoy en día hay que sumar en ocasiones, a todo lo anterior, la lamentable perdida de vidas humanas que ya no se tiene posibilidad de resarcir.

Para entender que pasa, habrá que decir primero que la Ciudad de Guadalajara en conjunto con la Ciudad de Zapopan, año con año, se ven afectadas por las consecuencias del temporal de lluvias y un conjunto de elementos que han rebasado las acciones que la autoridad ha empeñado por revertir y que de manera exponencial se ha incrementado.

Habrá que decir para los que no conocen del tema, que la zona en cuestión esta compuesta por 2 sub cuencas principales: Al norte, la subcuenca de Atemajac que conduce los escurrimientos de la parte alta de Zapopan hacia la zona de Colomos-Patria y Atemajac para enviarlos al Rio Santiago y la subcuenca de San Juan de Dios que conduce los escurrimientos de San Andrés-Zona Industrial hasta Calzada Independencia y desde El Colli-Las Fuentes hacia la misma Calzada para luego llevarlas por el Colector de la Calzada Independencia hacia Av. Normalistas y luego al Río Santiago, siendo este el destino final de ambas sub cuencas en la zona de la Barranca en la depresión que cruza el Periférico entre el Barrio llamado “La Experiencia” y las Colonias de ”Lomas del Paraíso”.

Con el tedioso contexto anterior; habrá que decir que hoy día llegan al mencionado destino (Río Santiago) escurrimientos que en otro tiempo eran mucho pero mucho menos abundantes y menos contaminados, pues al estar menos poblada la Ciudad existían muchas mas zonas de infiltración que permitían se nutrieran los mantos freáticos, existían además microcuencas, canales y arroyos que de manera local buscaban zonas bajas con potencial de infiltración que lograba el mismo propósito, muchos de estos fueron rellenados de manera rapaz para hacerlos urbanizables y “rentables” y el  resultado de todo lo anterior es claro.

Lo antes infiltrable (lluvia) relativamente limpio hoy se mezcla con las llamadas aguas residuales que con el crecimiento de la población han venido aumentando de manera exponencial. ¿Y como intentan llegar al Río Santiago? Pues por una añosa, deteriorada e insuficiente red de drenaje en lo general calculada para la Guadalajara del primer mitad e inicios de la segunda mitad del Siglo pasado dando como resultado que en el momento “álgido” de la precipitación pluvial las redes de drenaje se saturan, se mezclan con las inmundicias, rebozan y afloran a superficie y en las depresiones naturales provocan encharcamientos e inundaciones arrastrando además por vialidades contaminantes nocivos para la salud y en otros casos el exceso de presión en las tuberías se provocan socavones en vialidades y bajo de edificaciones.

La pregunta es evidente y ¿qué hacer? Como con otros problemas de la Ciudad, lo simple y aparentemente contundente (colector profundo) además de oneroso no es sostenible en el largo plazo. Simplemente hablar solo de un colector profundo como única alternativa para atajar las inundaciones es dar “patente de corzo” para:

1.-Seguir mezclando aguas limpias con “negras”.

2.- Seguir permitiendo el crecimiento de los asentamientos sin exigir, asociado a los permisos de construcción, la inversión en infraestructura sanitaria y seguir explotando la rebasada y vieja red.

 3.-No revisar sí los pagos que se exigen en el trámite de permisos de verdad se inviertan en infraestructura o una vez en la bolsa quien sabe en que se invierte.

4.-Seguir permitiendo la construcción de vivienda y edificios altos sin exigir el tratamiento y reuso del agua.

5.-No rescatar cauces que con adecuada técnica se pueden usar para captación infiltración para nutrir mantos freáticos en lugar de verterla al drenaje (Canal de Santa Catalina exitoso caso).

6.-No exigir obras de infiltración en cada nueva vivienda.

7.-No aprovechar parques e incluso algunas vialidades y, porque no, pasos a desnivel para construcción de reservorios para espera de desahogo del “pico” de la precipitación y pasado esta desalojar los excedentes una vez “vaciada” la red.

8.-No reforzar la red de colectores que se ha dejado en el olvido.

 Finalmente, y como conclusión al respecto, diría:

Con Ingeniería y técnica se pueden resolver problemas.

Querer resolver las inundaciones con una onerosa y complicada inversión como un colector profundo equivale a lo que se pensó del Río San Juan de Dios cuando se entubo (por cierto, sino la única quizá de las pocas Ciudades del mundo que en lugar se de sanear sus cuencas las entuba, imagínese el Támesis o el Sena entubados) en lugar de pensar en sanear la cuenca y hacer obras complementarias.

Con Ingeniería y técnica se pueden resolver problemas con la “lamentable” afectación a los grandes negocios en los que a veces se convierten las mega obras dejando a la Ciudad ¡Bajo el agua!

 

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