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¿Funcionan los Barrios?

Por Carlos E. Martínez Gutiérrez

Consultor en Desarrollo Urbano y Vivienda

@carlosemgtz

En la conformación de las ciudades, tradicionalmente contaban con una serie de espacios para desarrollar diversas actividades. Desde la concepción misma del asentamiento humano, siempre partían de un espacio central o un elemento dominante, a veces construcciones sede de los poderes políticos que a partir de ahí se desarrollaba la población.

En la mayoría del mundo occidental, el trazo de las ciudades tuvo su origen en el diseño de montar y ordenar los campamentos militares de los poderosos ejércitos romanos, conquistadores de medio mundo, que tras su dominación por muchos siglos impuso diseños en las ciudades a base de plazas públicas, espacios donde se debatían los asuntos públicos. Asimismo, el embellecimiento de las ciudades y estos espacios se realizaron con elementos esculturales e icónicos, casi de forma obligada, destacando que, en la mayoría de las veces, al centro del asentamiento siempre se encuentran las construcciones sede de los poderes imperiales que con el tiempo se convirtieron en los poderes políticos conforme fueron cambiando y transitando sistemas democráticos.

Este modelo rige en la mayoría de las ciudades a partir de una plaza central o espacio público con los poderes políticos al centro, pero una variable importante en la mayoría de las ciudades de origen español que predomina en Latinoamérica es en este espacio, además del poder político, se ubicó el religioso y económico.

Estos espacios centrales ya existían en muchas de las ciudades prehispánicas mucho antes de la llegada de los españoles a Latinoamérica, espacios donde se realizaban intercambios de bienes, trueques y abastecimiento de comestibles, dando origen a los tianguis, tradición milenaria que hasta nuestros días se siguen efectuando.

La mezcla de culturas en el viejo continente y la posterior fusión con la prehispánica derivó en una serie de cambios en la forma de vida de los pobladores, su arquitectura, sus tradiciones, sus espacios, sus actividades, dando por resultado un nuevo diseño de sociedad y por supuesto de ciudades y construcciones como resultado de esta integración de culturas.

Estos espacios centrales se convirtieron en verdaderas áreas de convivencia e integración de los pobladores, se fortaleció el tejido social, permitiendo el desarrollo económico y político de las ciudades a través de espacios comunes. Por eso muchos hechos históricos se han realizado en estos espacios comunes.

Este modelo del espacio central con edificios importantes a su alrededor y la multiplicidad de usos se fue replicando alrededor de la ciudad principal, convirtiéndose estos nuevos núcleos poblacionales en barrios con el tiempo tradicionales, con las mismas características que la ciudad central.

Estos nuevos asentamientos también contaban con todas las características de la ciudad central: espacio público, edificaciones importantes, mercados y actividades económica a unas cuantas cuadras de su vivienda, verdaderos núcleos habitacionales autosuficientes, barrios donde los habitantes encontraban sus satisfactores sin necesidad de grandes desplazamientos, que hoy los nuevos urbanistas le llaman centralidades, y otros venden la idea de crear la ciudad de quince minutos cuando la historia nos demuestra que este concepto de pocos desplazamientos y servicios a la mano es tan viejo como la historia misma, se dio de forma natural, pero sobre todo por sentido común y necesidades de la población.

Con el crecimiento sin control de las ciudades y menos su planificación integral, el concepto de espacios públicos, barrios o células autosuficientes en la ciudad se perdió, se han creado grandes extensiones de viviendas sin contemplar estos conceptos básicos, se han regateado espacios mínimos de áreas verdes, se olvidó áreas de convivencia que fortalezcan el tejido social y menos hacer ciudad, valdría la pena que los tomadores de decisiones se sentara un momento a repensar la ciudad en beneficio de los pobladores y no de los intereses inmobiliarios, ¿no creen?

 

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