Opinión Política
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De lealtad y el México de hoy

Por Juan Carlos Hernández Ascencio

Maestro en Gestión Social y Políticas Públicas/ Profesor de la Escuela de Filosofía UAG.

@juancarleis2020

Se vive el mes patrio, pronto, se escuchará a ciudadanos con algarabía dar el grito con motivo de las fiestas patrias en México, sin embargo estamos llamados a  ser leal, a un ideal, persona o institución, o a todas a la vez; no será cosa fácil si  no hay de por medio valores bien adquiridos en casa, escuela, buenos libros y por supuesto buenos consejos de los viejos que hemos tenido la oportunidad de escuchar y a quienes les hemos aprendido esa palabra tan muy escuchada pero tan medianamente practicada: Lealtad.

Lealtad esa palabra que cala a quienes no son amantes de la virtud, difícil serán practicantes de la lealtad, pues esta se encuentra en un sin número de veces en la vida, en actos, comportamientos y actitudes propios del ser humano en el que se pone a prueba la práctica de esta simbólica palabra.

Sin embargo, nuestro país y sus instituciones reclaman lealtad a sus leyes, ordenamientos y normas generales debido a la convivencia que existe entre los individuos en el entorno legal de Estado, pues ser parte de la sociedad implica también, ser corresponsables de nuestros actos y ello implica invariablemente ser leales a lo que exige respeto y observancia.

El punto es, ¿quiénes y cuántos en verdad observan y cumplen la ley, y de ellos cuantos son leales a sus principios, a su mandato. Es una interrogante un tanto cuanto difícil de saber su cabal respuesta. No hay lealtad, en todo. Para preguntar quién es leal a sus principios y luego quien, a las leyes, siquiera a sus amigos, familia, y un largo etcétera interminable, pues hay tantas variables por las que atraviesa la lealtad y por lo que el país necesita de sus buenos ciudadanos para en beneficio propio y tomando la lealtad como una conducta de orden social.

Es muy normal que funcionarios públicos juren cumplir y hacer cumplir lo que la Carta Magna les señala, en el cumplimiento de sus atribuciones y obligaciones, ahí también va implícita la lealtad, es obvio que se nombre como tal, si es un valor que se impone por naturalidad, pues ¿quién osa cumplir una ley sin ser leal a esta?

Ahora, en día, hay de todo un poco: violación a la ley, sesgos, torceduras a la norma, agandalles, bueno el colmo es que hasta se indignan cuando les señalan la falta administrativa del ámbito municipal. Así, ¿cómo para dónde pinta el panorama de este país? La educación es una vía de civilización, pero también de conocimiento de y en valores. No somos todólogos ni sabelotodo, pero si estamos para aprender o más bien poner en la práctica lo que suponemos hemos heredado de nuestros ancestros, como lo son tantas virtudes, buenos ejemplos, sabiduría y consejos, y por supuesto en ello va esta palabra llamada lealtad.

México, quizá hoy más que en otras épocas, necesita de gente leal, que defienda lo que cree, que medite lo que hace y que sostenga a capa y espada lo que dice. El hombre y la mujer valen por lo que dicen y hacen, eso es ley de vida y de todo principio universal. No será necesario que le haga un recuento de la situación actual que usted ya sabe en las últimas noticias ciertas y probadas; cuando se ha visto que la cultura se lleve con la toma de posesión política de un poder en el país, que, se hace más semejante a una ceremonia protocolaria fuera de lo normal en donde visualizar un mucho de señas de sincretismo espiritual por donde usted le vea y quiera entender no es algo implícito en una acción válida de los y las que han tomado protesta al asumir un cargo de tal relevancia del Poder Judicial.

Pues entonces hay que poner la lealtad por delante en el actuar y en el sentir. Hagamos de nuestro país un bastión de lucha contra los antivalores, es necesario y además pertinente. No permitamos que se nos vaya la nación como agua entre los dedos. Seamos leales, eduquemos en ello a los que tenemos a nuestro alcance. Desterremos el vicio, probemos engrandecer la virtud, volvamos a la lealtad.  Volvamos a pensar en este mes patrio.  ¡Sea pues!

 

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