REFLEXIONES
Por Gonzalo Leaño Reyes
Director general
A medida que avanzan los días se hace más evidente el aumento de la división política en el país, una división que no necesariamente se explica por diferencias entre la inmensa mayoría de la sociedad mexicana, sino que más bien es alentada a través de los medios informativos tradicionales y digitales, por personas ligadas al gobierno, a organizaciones no gubernamentales y a grupos sociales. Y aunque no todos los ciudadanos participan activamente en esta confrontación política, es natural que poco a poco se han ido decantando por alguno de los contendientes.
Crece la polarización, las marchas, los discursos, y lo peor de todo es que otro participante, uno menos numeroso, pero mucho más pernicioso que es la delincuencia organizada, aprovecha el creciente distanciamiento social para operar casi a su antojo.
La llegada del nuevo gobierno generó inicialmente la idea de que habría una reconciliación entre los sectores confrontados durante el sexenio anterior. Sin embargo, la escisión se agranda cada día más.
El próximo año se abrirá el proceso oficial para las elecciones intermedias del 2027 en las que se elegirá a 17 gobernadores, 500 diputados federales y cientos de presidentes municipales y diputados locales. Si la lucha partidista ya está encima, imagine cómo se irá a poner a medida que se acerquen las fechas en que los partidos designarán a sus candidatos y la ciudadanía acuda a depositar su voto. También, como si no fuera suficiente, se renovará la mitad de los cargos del Poder Judicial, y algunos miembros del partido Morena han propuesto que se lleve a cabo la “Revocación de Mandato” que, por ley, tendría que aplicarse hasta el 2028.
Y por si acaso todo lo anterior no fuera suficiente, las relaciones al más alto nivel con Estados Unidos siguen estancadas. Así es que hay que esperar, aunque sin muchas esperanzas, a que las cosas mejoren.
