Por Miguel Ángel De La Torre De La Cruz
Economista
La transición del gobierno federal entre López Obrador y Claudia Sheinbaum encuentra a Jalisco en un escenario complejo. En el plano fiscal, el sexenio anterior estuvo marcado por tensiones con la Federación ante la percepción de inequidad en la distribución de recursos: el gasto federalizado se estancó y varios fondos clave para el estado registraron recortes en términos reales, lo que derivó en la exigencia de revisar el Pacto Fiscal. En materia de seguridad, si bien los homicidios dolosos mostraron una tendencia descendente hacia el final de la administración de AMLO, Jalisco se mantuvo entre las entidades con mayor número absoluto de casos, reflejando la persistencia del crimen organizado. Finalmente, la informalidad laboral continúa como un desafío estructural donde casi la mitad de la fuerza de trabajo permanece fuera del empleo formal, con efectos directos en productividad y bienestar. Bajo la presidencia de Sheinbaum, se prevé continuidad en la disciplina financiera y en los programas sociales, aunque con un tono distinto en seguridad y señales de mayor cooperación política con el estado.
La relación fiscal y política entre Jalisco y la Federación fue tensa en el periodo de AMLO, marcada por reclamos de inequidad en la distribución de recursos. El gasto federalizado se estancó a nivel nacional: en 2024 sumó $2.590 billones de pesos, prácticamente 0.1% menos en términos reales que en 2018. Jalisco resintió estos recortes donde de acuerdo con datos de Estadísticas Oportunas de la SHCP, sufrió disminuciones en varios fondos federales a lo largo del sexenio anterior en términos reales: Así, tenemos -1.2% en el Fondo General de Participaciones en 2023, -7.1% en el Fondo de Fomento Municipal para 2019 y -6.0% en el Fondo de Fiscalización en 2020.
Derivado de ello, el entonces gobernador Enrique Alfaro denunció este “trato injusto”, recordando que Jalisco aporta cerca del 8% del PIB nacional, y promovió una consulta popular para revisar el Pacto Fiscal federal. Con la llegada de Claudia Sheinbaum al poder, no se han anunciado cambios estructurales al federalismo fiscal (que sigue basado en fórmulas de población y pobreza); es previsible la continuidad de la disciplina financiera y la ausencia de recortes o fondos discrecionales que caracterizó al sexenio anterior. Sin embargo, Sheinbaum ha dado señales de colaboración con Jalisco a pesar de la diferencia partidista. En su primera visita oficial al estado, anunció el financiamiento federal de una nueva línea de transporte eléctrico (Línea 5) del centro de Guadalajara al aeropuerto, y se comprometió a concluir tramos pendientes de la autopista Guadalajara-Puerto Vallarta, mientras que en su más reciente visita en agosto de 2025, inauguró la primer etapa del Hospital Regional del ISSSTE en Tlajomulco de Zuñiga con una inversión cercana a 3 mil millones de pesos, así como la presentación del programa “Salud Casa por Casa”. Aun así, la relación Federación-Jalisco seguirá siendo un equilibrio delicado: Jalisco insistirá en obtener los recursos necesarios para seguridad, infraestructura y servicios (por ejemplo, apoyo para la operación de la nueva Universidad de la Salud en Jalisco, o fondos metropolitanos), mientras que la administración Sheinbaum procurará mantener la austeridad republicana y centralizar el gasto social.
En materia de seguridad, el sexenio de AMLO mantuvo niveles elevados de violencia, aunque en Jalisco hubo una tendencia a la baja en homicidios hacia el final del periodo. De acuerdo con cifras de INEGI acerca de las Defunciones Registradas en 2024 (IDR), entre 2019 y 2024 existieron 12,426 homicidios dolosos en Jalisco; siendo el año 2019 donde se registró el pico con 2,525 casos, mientras que 2024 fue el mínimo con 1,749 asesinatos. Esto representó una reducción aproximada del 33% en la tasa de homicidios respecto a 2018, superando la disminución nacional (cerca del 16% en el mismo lapso). Pese a la mejora, Jalisco todavía se ubicó en el quinto lugar en número absoluto de homicidios en 2024 (5.3% de los casos del país), reflejo de la persistencia del Crimen Organizado en la región. La estrategia federal de “abrazos, no balazos” de López Obrador priorizó programas sociales y la contención sobre el enfrentamiento directo, apoyándose en la Guardia Nacional. Con la llegada de Sheinbaum a la presidencia ha habido un cambio de tono: ella ha evitado usar el lema “abrazos, no balazos” y, a un mes de iniciar su mandato, diversos operativos sugirieron mayor disposición a emplear la fuerza militar contra el narcotráfico. Es temprano para evaluar resultados de este ajuste; no obstante, se anticipa que Jalisco continúe la tendencia de disminución en delitos de alto impacto si la coordinación Federación-Estado se fortalece.
Finalmente, la tasa de informalidad laboral en Jalisco pasó de 49.1% en 2019 a alrededor de 47.9% a inicios de 2024, una mejora de apenas 1.2 puntos porcentuales en todo el sexenio. Al cierre de 2024 todavía casi la mitad de los trabajadores del estado (46.5%) se encontraban en la informalidad, de acuerdo con datos del IIEG e INEGI. Esta persistencia de la informalidad implica baja productividad y limita el crecimiento, generando un círculo vicioso difícil de romper. Los programas sociales federales de la 4T (como becas, apoyos, etc.) brindaron un apoyo, pero no lograron integrar masivamente a los trabajadores al empleo formal, por lo que la informalidad sigue siendo un desafío estructural en Jalisco. En el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum no se han observado aún cambios de política significativos en este rubro, por lo que el reto de fomentar empleo formal y capacitado permanece vigente.
De este modo, lo fiscal persiste en la disciplina presupuestaria heredada de AMLO, aunque con señales de cooperación que buscan reducir la tensión política vivida en el sexenio anterior. En seguridad, Jalisco muestra una reducción en homicidios respecto al inicio de la 4T, pero la persistencia del crimen organizado obliga a fortalecer la coordinación y evaluar el giro de la nueva estrategia federal. En materia laboral, la informalidad permanece como un problema estructural no resuelto, pese a la expansión de programas sociales. El balance comparativo sugiere que, mientras AMLO consolidó un modelo centralista de gasto social y austeridad, Sheinbaum abre la posibilidad de mayor diálogo con los estados, sin modificar el diseño fiscal de fondo. Para Jalisco, el reto será traducir estas señales en resultados concretos: más inversión, empleo formal y seguridad pública efectiva. La 4T en su segunda fase ofrece una oportunidad de recomposición política, pero los desafíos económicos y sociales siguen delimitando el alcance real de esta transición, en suma, queda analizar el primer informe gubernamental de nuestra presidenta para realizar nuevos análisis y determinar nuevas rutas de acción y áreas de oportunidad.