NOTA DEL EDITOR
Por Alfonso Gómez Godinez
El surgimiento de los partidos políticos es un fenómeno relativamente reciente en el mundo y México. Los estudiosos de los partidos reivindican su importancia en las democracias representativas. El significado de representar una parte de la sociedad, de alentar la participación ciudadana, de conformarse bajo principios ideológicos y programáticos, su lealtad a las reglas de la democracia, de formar e impulsar dirigentes y cuadros diligentes y probos en los asuntos públicos, son parte de una veta rica que alimenta el debate sobre dichas instituciones.
Resulta normal en un sistema democrático que los partidos construyan cotidianamente su legitimidad, su apoyo y base social para poder pasar de manera airosa las citas electorales sea para mantener o acceder al gobierno. La historia reciente del país registra un acelerado debilitamiento de los dos partidos políticos dominantes de las últimas décadas, PAN y PRI, a la par del vertiginoso ascenso de Movimiento Ciudadano y Morena. Nuestra entidad se ha hecho presente en dicho fenómeno.
Los partidos políticos como instituciones de interés público están sujetos al seguimiento y escrutinio ciudadano. Observamos con detenimiento lo que esas instituciones realizan para obtener el beneplácito del elector. Afortunadamente, los partidos en el gobierno son los más expuestos en la mira de la sociedad. En las últimas semanas y días en tierras jaliscienses tanto Movimiento Ciudadano como Morena han detonado sus estrategias y acciones de cara a los próximos comicios de 2027.
Con problemáticas generales, pero también muy particulares, las agrupaciones naranjas y guindas tienen formidables tareas por realizar. En el PAN se anuncia una corriente interna intentando reanimar su vida partidista y en el PRI reiteran los recorridos a los municipios.
Lo primero que debe de reconocerse principalmente por MC y Morena es que sus votos duros alcanzaron sus límites superiores a la par que la volatilidad del elector es cada vez más creciente. Nuevos votantes no son fácilmente atrapados en las redes de las lealtades partidistas. Más aún, crece el número de votantes que presentan diversas preferencias según sea el tipo de elección.
En las particularidades para la máquina naranja su reto mayor es mantener la unión entre los llamados “alfaristas” y los cercanos al actual gobernador Lemus. Eso requiere de operación fina, inteligente y de integración. Los arrebatos y conflictos internos no ayudan para ganar en escenarios de alta competencia. También Movimiento Ciudadano requiere revertir sus escenarios no favorables en los congresos local y federal. Las joyas de la corona, Guadalajara y Zapopan, y como plataformas ideales para el 2030, pueden alimentar las disputas y fricciones internas.
Contar con el gobierno del estado otorga ventajas, pero es evidente que temas como el agua, la basura, la inseguridad, el colapso en la infraestructura metropolitana y decisiones de políticas públicas mal ejecutadas (piso dos de López Mateos) pueden tener un costo electoral. Inclusive la estrechez de recursos federales y que se refleje en obras no realizadas e inconclusas puede significar un pasivo para la autoridad local. En poco tiempo, funcionarios estatales de alto y medio nivel estarán manifestado sus aspiraciones electorales lo mismo que los cuadros regionales y municipales, lo que siempre conllevan el riesgo de la ruptura o de los brazos caídos.
Actores importantes del medio empresarial, sindical y religioso del ámbito local pueden reafirmar su preferencia por Movimiento Ciudadano, pero eso implica un trabajo político serio ya que el incentivo de brincar la línea estará siempre presente.
Para el frente guinda el imperativo sigue siendo unidad y más unidad. En su interior se presentan múltiples corrientes, eso no es negativo, lo malo es que no logran ponerse de acuerdo y se enfrentan unos contra otros. Todos son blancos perfectos de sus propios correligionarios.
Existen figuras que el tiempo empieza a desgastar y que pierden atractivo electoral. Se observan múltiples liderazgos pero que siguen su propia ruta y aspiración. El mantra AMLO que los unía sin replicar ya no existe. Las divisiones y enfrentamientos a nivel nacional habrán de tener sus repercusiones en el ámbito local. La visita reciente de Luisa María Alcalde requiere de constancia, destreza y evaluación para dar rumbo a la nave partidista.
En algunos sectores de Morena personalidades como los de Altagracia Gómez y Mery Pozos los llenan de ánimo. Los paisanos allegados a Marcelo Ebrad, Omar García Harfuch, Leonel Cota y Alfonso Ramírez Cuellar se muestran optimistas sobre su futuro y del partido. Por su parte, los escándalos de otros morenistas de peso nacional, sin duda tendrán su impacto en Jalisco.
El juego ya inició y cada partido tiene su tablero de escaleras y serpientes. Cada uno en su propio laberinto.