ENTRE COPA Y COPA
Por Alfredo Arnold
El Mundial de México 70 llegó a su fin el domingo 21 de junio ante 107 mil 412 espectadores en el Estadio Azteca y millones por televisión en el resto del mundo.
En organización, México se apuntaba un diez con nota sobresaliente; había realizado la mejor competencia futbolística de la historia. Los estadios, las transmisiones al mundo entero, la modernidad de la capital con su sistema Metro recién inaugurado, la calidez y excelente comportamiento con los visitantes, y el entusiasmo desbordante de los aficionados, refrendaron la imagen de México que apenas dos años antes había organizado los XIX Juegos Olímpicos.
Y en lo futbolístico, otro 10 con mención honorífica: partidos sensacionales en todas las sedes, comportamiento ejemplar de los jugadores dentro y fuera de la cancha, la coronación del favorito sentimental de los mexicanos y la grandiosa actuación de Pelé a quien ya daban por liquidado antes de la competencia.
La tarde anterior se había jugado el partido por el tercer lugar: Alemania 1, Uruguay 0. El plato de lujo estaba listo para disfrutarse a las doce del día en una emocionada ciudad de México y en el resto del mundo.
Pelé remató de cabeza al minuto 18 con el primer gol del partido; Bonisegna empató 19 minutos después. Todo se definiría en los 45 minutos del segundo tiempo. Los italianos pelearon con su estilo, con fuerza y disciplina; los brasileños con el suyo, ofensivo, artístico, a veces improvisado, y con eso produjeron tres goles más que enloquecieron al público: Gersón al 66, Jairzinho al 71 y una obra de arte al 86: el balón en los pies de Pelé, que esperó la llegada de Carlos Alberto por su derecha, le sirvió el balón y el defensa brasileño lo colocó fuera del alcance del portero Albertosi, en el fondo de la portería italiana.
Lo demás fue puro fin de fiesta, el público invadió la cancha y Pelé fue levantado a hombros con la Copa Jules Rimet. Un poco más tarde, ya con los tricampeones mundiales en el vestidor, el entrenador Zagallo recibió una llamada del presidente de Brasil.
El estadio se fue quedando solo, el público seguía festejando en el Ángel de la Independencia; por ahí pasamos Luis Reyes y yo de regreso a Guadalajara.
El Mundial –quizá el mejor Mundial de la historia– había llegado a su fin.
ALINEACIONES:
BRASIL: Félix; Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo; Clodoaldo, Gerson; Jairzinho, Rivelino, Pelé y Tostao. Entrenador, Mario Lobo Zagallo.
ITALIA: Albertosi; Burgnich, Rosato, Cera, Fachetti; Bertini, Domenghini, DeSisti; Mazzola, Riva y Bonisegna. En el segundo tiempo, ya casi para terminar el partido entraron Juliano y Gianni Rivera. Entrenador, Feruccio Valcareggi.
Árbitros; Rudi Glockner (Alemania), Rudolf Scheurer (Suiza) y Ángel Coerezza (Uruguay).



