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Los Mercados, Equipamientos Olvidados

Por Carlos E. Martínez Gutiérrez

Consultor en Desarrollo Urbano y Vivienda

@carlosemgtz

Desde la época donde el hombre se hizo sedentario se dio cuenta que no tenía lo necesario para subsistir o que necesitaba cosas que no producía; vio que a través de trueques con otros pueblos o tribus podía obtener sus satisfactores, dando origen así a espacios que con el tiempo se llamaron mercados o tianguis en el México prehispánico, que hoy en el México moderno estos equipamientos de las ciudades pareciera que no son prioridad y poco a poco han desaparecido.

Los mercados empezaron en el Imperio Romano y en los bazares del Cercano Oriente, mientras que en nuestro país tienen su origen en los tianguis, palabra que proviene del náhuatl tianquiztli y podría traducirse como mercado, donde según historiadores el primero fue el de Tlatelolco fundado entre 1350 y 1409. Según el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM en la publicación noticonquistas establece que;  “El recinto que albergaba el mercado estaba conformado por una gran plaza con piso enlajado de piedra, ubicada a un costado del templo principal de Tlatelolco, delimitada por edificios rectangulares con portales que fungían como cámaras de justicia;” En dicha publicación nos describe una serie de elementos urbanos que en muchos centros históricos se siguen conservando una plaza central rodeada de edificios inclusive con portales.

Estos espacios públicos abiertos con el tiempo se convirtieron en espacios cerrados, pero conservando sus características principales, espacios vivos, su esencia en sus diferentes escalas desde el mercado de barrio hasta las centrales de abastos. Espacios llenos de coloridos, olores, sabores y bullicio, no nada más han servido para el intercambio, sino verdaderos espacios de abastecimiento y generador de recursos económicos para familias enteras, un punto de encuentro y convivencia de la sociedad, con un amplio sentido social, político, cultural y económico, pero, sobre todo, formando un fuerte tejido social al interior y alrededor de ellos como punto de identificación de barrios y ciudades.

Durante el siglo XIX y XX principalmente, los gobiernos como política pública de abasto consolidó y construyó mercados como una estrategia para asegurar los espacios para el comercio de productos de primera necesidad a la población; estos edificios, además, de lo significativo dentro del contexto urbano de las ciudades o barrios, sus diseños fueron marcando la evolución de los estilos arquitectónicos mostrando claramente las épocas que fueron construidos, muchos de ellos unas verdaderas joyas arquitectónicas con un alto valor histórico convirtiéndose algunos de ellos en patrimonio histórico o artístico, como el de San Juan de Dios en Guadalajara

Desgraciadamente la mayoría de esta riqueza urbano-arquitectónica de los mercados pasó a manos de las administraciones municipales donde el abandono en muchos de ellos son palpables, los escasos o nulos presupuestos para su conservación y mantenimiento han provocado verdaderas tragedias ante la irresponsabilidad de algunos locatarios y la complacencia de los administradores de los inmuebles.

Algunos de ellos han sido abandonados o subutilizados y otros de ellos los han demolido o convertido para dar paso a negocios inmobiliarios por la excelente ubicación y alto costo de la tierra. Afortunadamente, en contraposición hay casos relevantes de reconstrucción como la primera etapa del mercado de Tampico, Tamaulipas, donde su conservación y limpieza es de llamar la atención.

La construcción de nuevos mercados, la conservación y rehabilitación de los existentes debería de ser una prioridad en las administraciones municipales dada la importancia desde el punto de vista histórico-social, pero sobre todo su impacto en la calidad de vida de la sociedad coadyuvando a la consolidación del tejido social, pero pareciera que las administraciones lo ven como un problema y no como una oportunidad de desarrollo económico y social de la población, así como el cuidado del patrimonio histórico, cultural y artístico de la comunidad.

 

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