TRIADA
Por Jorge Jaime Hernandez
Periodista y Master en Administración
La percepción de seguridad que arrojan actualmente algunas estadísticas nos indican que la mayoría de los habitantes de este país coinciden en tener miedo a diferentes acciones – nos muestran que un 70 por ciento dijeron sentirse inseguros – sobre todo, ante hechos recientes que se han difundido en relación al tema de las declaraciones de los Estados Unidos, al acusar al gobierno de México de no tener control sobre el crimen organizado y por las manifestaciones sociales que protestan sobre la violencia que se vive en algunas regiones del país.
La verdad es que se ha escrito mucho acerca de la muerte del presidente municipal en funciones de Uruapan, Michoacán, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, quien a nuestros días se le ha clasificado ya como un mártir de la lucha contra los grupos violentos que manejan los destinos de varias comunidades y poblaciones de México; sin embargo, esto ha derivado en acciones que provocan tensión al sumarse al movimiento del sombrero, la reciente manifestación de los jóvenes… y no tan jóvenes, de la llamada Generación Z, que agruparon gente de todas las edades, mostrando signos preocupantes de respuesta a los hechos que nos ha tocado vivir.
Todo esto nos debe preocupar mucho debido a que estamos en el previo para las pláticas sobre las reformas al tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, donde se está manejando fuertemente el incluir este tema de la seguridad, en asuntos que son netamente económicos.
La seguridad se ha convertido en un eje transversal que condiciona la dinámica económica y política del bloque, de hecho, el gobierno de Donald Trump ha mencionado muchas veces el tema de los aranceles en la aplicación de políticas relacionadas con la lucha contra los cárteles que operan en nuestro país y que ya fueron clasificados como grupos terroristas por nuestros vecinos del norte.
Asimismo, las cooperaciones militares bilaterales han transformado la seguridad en un tema que rebasa lo interno y se proyecta hacia la revisión del tratado en 2026, tomando en cuenta la Seguridad como factor económico en el T-MEC, donde podemos observar varios costos ocultos que se dan por la inseguridad; como son las extorsiones, robo de carga y cuotas criminales que encarecen la operación de empresas en México, afectando la competitividad regional.
En esta columna he manejado muchas veces la gran necesidad de aprovechar la coyuntura que nos ofrece la cercanía con el mayor mercado económico del mundo, utilizando el Nearshoring, que ahora está en riesgo debido a la inseguridad que genera muchas dudas en inversionistas, que temen interrupciones logísticas.
También hay que tener en cuenta la presión empresarial de las cámaras industriales y de comercio en EE.UU. que han señalado que la inseguridad mexicana impacta directamente en cadenas de suministro, lo que convierte la seguridad en un tema económico dentro del tratado, donde sí o sí se debe tasar en dinero el riesgo.
LA COOPERACIÓN BILATERAL Y SUS EFECTOS
Se ha manejado mucho el tema de la soberanía y de la injerencia de operativos conjuntos y sabemos que la coordinación entre la Secretaría de la Defensa Nacional y el Comando Norte de EE.UU. fortalece la confianza institucional y protege rutas comerciales, donde la presidenta de México siempre ha declarado que descarta una invasión de grupos militares de Estados Unidos con este tema, de hecho se ha fortalecido la seguridad marítima con la Iniciativa de Seguridad Marítima de América del Norte (NAMSI) que asegura corredores estratégicos para el comercio trilateral. Recordemos que se han escuchado notas de lanchas dedicadas al narcotráfico que ya fueron eliminadas, sobre todo en la región de Venezuela. Lo que anuncia algo que podría suceder en esta región del mundo de darse los acuerdos correspondientes.
La integración manufacturera convierte a México en blanco de ciberataques, lo que exige cooperación tecnológica para proteger la competitividad del bloque, porque en nuestros días el aspecto tecnológico de la Inteligencia Artificial (IA) se ha hecho ya imprescindible.
Ahora, no cesan las tensiones y repercusiones políticas debido a la militarización fronteriza, con acciones y medidas unilaterales de EE.UU. que generan sobrecostos logísticos y tensiones diplomáticas entre ambos países.
Y es necesario destacar que la legitimidad gubernamental es fundamental para reafirmar la confianza en nuestro país y urge demostrar avances en la seguridad de los estados y municipios, donde lo que sucede en Michoacán es como la brújula que marca el rumbo hacia donde vamos en este renglón; el plan para pacificar ese gran estado productivo será una muestra inequívoca de que sí se quiere tomar el toro por los cuernos y, poder lograr mostrar la fuerza del estado, para solucionar este tipo de problema; que carcome nuestro país desde hace años, pero que en estos últimos tiempos ha tomado un gran auge.
EL ASPECTO ECONOMICO Y POLITICO DE LA SEGURIDAD ES VITAL
En el área económica, el turismo se ha visto afectado ya que Canadá y EE.UU. han emitido alertas de viaje hacia estados como Guanajuato y ahora Michoacán, además de otros sitios específicos, lo que preocupa a empresarios locales porque puede reducir la derrama turística en plena temporada alta, donde hay siempre muchos visitantes de estos países a México.
La Coparmex advirtió que la inseguridad está frenando proyectos de inversión y que las pérdidas económicas derivadas de delitos podrían alcanzar miles de millones de pesos en 2025… Ya estamos próximos al cierre anual.
Pero sobre todo y como muestra de buena voluntad para seguir los lineamientos requeridos por la administración Trump, el gobierno federal está mostrando otra política al respecto del trato al crimen organizado, donde se le han dado varios golpes al crimen organizado; por ejemplo, en los operativos recientes le han generado pérdidas estimadas en más de 340 millones de pesos para organizaciones criminales, debilitando su capacidad financiera.
Ha quedado atrás la frase de “Abrazos y no balazos”, sin enfrascarse en una guerra violenta, tratando de usar la inteligencia aplicada para el manejo de este tema, con el brazo fuerte del secretario de Seguridad Federal, Omar García Harfurch que nació el 25 de febrero de 1982. Es licenciado en Derecho y Seguridad Pública, cuenta con estudios acreditados por instituciones de Estados Unidos de la Administración de Control de Drogas (DEA), la Academia Nacional del FBI, Universidad de Harvard, entre otras.
Antes de ser secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, García Harfuch estuvo en la Jefatura de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México y fue coordinador de Inteligencia del Gabinete de la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
El Gabinete de Seguridad insiste en que su estrategia se basa en cuatro ejes: atención a causas sociales (becas y apoyos), consolidación de la Guardia Nacional, inteligencia e investigación, y coordinación con estados, algo que sí podría funcionar si se lleva a cabo con estrategia.
Aunque los informes oficiales destacan decomisos y detenciones, la percepción ciudadana sigue siendo crítica, 7 de cada 10 mexicanos se sienten inseguros. Esto genera un desfase entre narrativa oficial y experiencia cotidiana, que puede convertirse en un reto político para el gobierno, sobre todo que ya están pensando muchos en las elecciones intermedias del 2027. Por todo esto, la inseguridad se mantiene como uno de los temas más sensibles en la agenda pública, capaz de influir en la aprobación presidencial y en las campañas locales. Pero eso se decantará con la resolución y evolución de los temas que ahora son como un hierro caliente para la administración federal.
Esa es la cuestión o, ¿Tú qué piensas? Medítalo.





