Opinión Política
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Crisis del agua

REFLEXIONES

Por Gonzalo Leaño Reyes

Es costumbre que durante las épocas de estío se le da gran atención política e informativa al problema de la insuficiencia del recurso hídrico más indispensable de todos: el agua.

Se trata de un problema global, no exclusivo de México o de una región de nuestro país. Hay lugares, por ejemplo en algunos países de Medio Oriente y África, que el agua se ha convertido en un arma entre grupos en conflicto. A veces, el problema se presenta en fronteras que comparten cuerpos hídricos como lagos, ríos y cuencas, tal como ocurre en la frontera entre México y Estados Unidos, lo que obliga a los países a elaborar acuerdos e incluyo leyes para regular el aprovechamiento por ambas partes.

En México se ha agravado y extendido el problema, situación que anteriormente sólo afectaba gravemente a algunas regiones del norte del país donde no existen cuerpos de agua naturales y las lluvias son escasas. Hoy se habla de la falta de agua de manera general. El año pasado fue un tema recurrente en Nuevo León, particularmente en la zona metropolitana de Monterrey, que hoy ya cuenta con el soporte del acueducto “Cuchillo II” recientemente inaugurado. Pero el tema ha crecido a nivel nacional y los pronósticos para este año son completamente desfavorables, sobre todo en la capital de la República.

Tal dimensión ha cobrado este asunto, que una de las iniciativas de reforma constitucional anunciadas la semana pasada por el presidente López Obrador, se refiere precisamente a la Ley de Aguas Nacionales.

Jalisco, en particular la zona metropolitana de Guadalajara no está exento de sufrir una crisis por falta de agua, aunque cada vez se manifiesta con mayor intensidad, afectando principalmente a colonias populares. La principal fuente de abastecimiento es el lago de Chapala, por lo cual, a partir de los meses de febrero y marzo, se monitorea con gran atención el nivel del lago que, a su vez, se alimenta del caudal que aporta el río Lerma.

Desde hace años, se planteó en Jalisco lo que sería una solución a largo plazo, la presa de Arcediano, pero el proyecto finalmente fue abandonado. Luego surgió el proyecto de El Zapotillo, que tampoco ha estado libre de obstáculos para su realización.

Afortunadamente, la conclusión de El Zapotillo ya está próxima y se han realizado obras para instrumentar un sistema hídrico integral, que incluye las presas de El Zapotillo, La Red y El Salto, con suficientes plantas de bombeo para traer agua a la Zona Metropolitana.

No está claro si este sistema solucionará el problema y por cuánto tiempo lo hará, ya que las necesidades de consumo aumentan constantemente no sólo por el crecimiento poblacional sino también por el consumo para fines industriales, agrícolas y ganaderos y por las mermas que hay en el trayecto.

Puede ser que el abasto de agua se convierta en un pretexto con fines electorales, pero, ciertamente, es un alivio que en Jalisco se hayan tomado medidas, que, si bien adolecen de notoria lentitud, están en camino de solucionar el problema.

 

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