Opinión Política
EDUCACIÓN E HISTORIA

II. Y llegó Brasil

ENTRE COPA Y COPA

Por Alfredo Arnold

A pesar de que Brasil no hizo nada relevante en el Mundial de Inglaterra `66 y que Pelé quedó fuera a consecuencia de una lesión, la presencia del Scratch do Ouro en Guadalajara 1970 fue todo un acontecimiento. Aquí lo esperaban el campeón Inglaterra, el subcampeón del ’62 Checoslovaquia y la selección rumana.

La llegada de la delegación brasileña a Guadalajara fue a mediados de la segunda quincena de mayo. Apenas cerramos la edición deportiva de El Diario, mi jefe Luis Reyes Brambila y yo nos trasladamos al aeropuerto. Todavía estaba oscuro, pero llevábamos una botella (creo que de ron) para el frío. El aeropuerto de Guadalajara estaba vacío, así que caminamos sin problemas por el área de llegada de Aeroméxico hasta las inmediaciones de la sala de abordar. Ahí, dos trabajadores aceptaron dejarme pasar a la plataforma (a cambio de la botella). Hacía un frío terrible, así que me acurruqué junto a una jardinera.

Pasaron algunas horas hasta que vi por fin aterrizar el avión de Varig en el que venía el equipo de Brasil. Cuando la aeronave terminó su maniobra y acercaron la escalerilla, me acerqué y esperé a que bajara Pelé, pues era el único jugador que podía identificar. Luego caminamos hacia la sala de migración, donde permanecimos más de media hora. Al salir de ahí, tuve que explicar que yo no venía en el avión, y me dejaron seguir avanzando con los jugadores.

Supongo que todo esto ocurrió porque llevaba puesto un suéter amarillo con vivos blancos, muy parecido a los colores del uniforme de viaje de los brasileños. Quizá las autoridades creyeron que venía con ellos, y éstos a su vez pensaron que yo era del Comité Organizador.

Al final del pasillo y antes de entrar a la sala principal del aeropuerto había una mesa desde donde transmitía Jacobo Zabludovski y frente a él un buen número de fotógrafos. Una foto de los jugadores brasileños y yo entre ellos apareció en la portada de varios periódicos capitalinos al siguiente día. (Por cierto, Francisco Aguiar, ex reportero de El Occidental tiene una copia grande que hace varios años me prometió compartir… sigo esperando, Pancho).

Un camión del Comité Organizador trasladó a los brasileños a las Suites Caribe, frente a Plaza del Sol. Llegamos al hotel, entró el camión y cerraron el ingreso. Yo quedé adentro, platiqué y me tomé algunas fotos con Pelé y con otros jugadores; luego los llamaron y finalmente salí del hotel.

Enseguida vino lo bueno: Luis Reyes y Jaime García Elías ya habían divulgado en el periódico que yo había pasado horas con el equipo y esperaban que llegara cargado de entrevistas… pero no llevaba nada, sólo platiqué con los integrantes del mejor equipo del mundo y su entrenador Zagallo de lo bonito que estaba Guadalajara y que esperábamos que ganaran el campeonato mundial. Por poco y recibo una merecida pamba. Afortunadamente, unos días después, Jaime le hizo una gran entrevista a Pelé en el hotel de Guanajuato donde los brasileños pasaron unos días antes de iniciar el Mundial: por cierto, ahí jugaron y perdieron un partido de práctica contra el Unión de Curtidores de Segunda División. También jugaron contra las Chivas en el estadio Jalisco antes de arrancar la competencia mundialista.

Debo aclarar que yo no era periodista. Acababa de unirme a El Diario a raíz de un estudio estadístico que hice en la computadora de Ropa Cadena (sólo había dos computadoras en Guadalajara, ocupaban un gran espacio refrigerado) sobre las posibilidades de los 16 equipos de ganar el Mundial, y El Diario accedió a publicarlo; Luis Reyes me ofreció trabajo y ahí me quedé.

Cada vez que recuerdo las horas que estuve junto al mejor equipo de todos los tiempos sin sacar una sola nota periodística, me resuena la frase de mi amigo Enrique Bermúdez: “La tenía… era suya… ¡y la dejó ir!”

 

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