Charlas en la Cafetería del Barrio
Por Alberto Mora
@alberto_mora
-La Inteligencia Artificial no es simplemente una herramienta, sino un «agente» con capacidad para tomar decisiones autónomas. Esta capacidad de actuar independientemente es lo que la hace fundamentalmente diferente.
“Me preocupa el potencial de la IA para facilitar la vigilancia total, lo que podría erosionar las libertades individuales y fortalecer los regímenes autoritarios. La capacidad de la IA para procesar grandes cantidades de datos permite un nivel de seguimiento y control sin precedentes.
“Harari advierte que la IA podría llevar a un totalitarismo tecnológico donde los algoritmos toman decisiones clave sobre la vida de las personas. Esto plantea desafíos fundamentales para la democracia y los derechos humanos; enfatiza la necesidad de mantener el control humano sobre la IA; aboga por un debate público y una regulación cuidadosa para garantizar que la IA se utilice para el beneficio de la humanidad y no en su detrimento.
“La IA tiene el poder para crear y distribuir información, lo que puede ser usado para la manipulación de la opinión pública y la desestabilización de las democracias. La IA es una fuerza poderosa con el potencial de remodelar la sociedad, pero insta a la precaución y la responsabilidad para evitar resultados negativos”.
Así arranca “El Profe” la charla en la cafetería del barrio. Como es costumbre, acompañado de un par de amigos académicos, devotos al buen café, especialmente al tostado por el Taller de Espresso.
Hoy le acompaña Ana, historiadora, amiga de la infancia del Profe y de Carlos, doctor en Filosofía, acostumbrado a iniciar su día después de disfrutar sus dos cafés espressos dobles.
Ana solicita al barista un café capuccino con leche deslactosada, al tiempo que pregunta:
-Por cierto, Carlos, ¿cómo va su investigación sobre la influencia de la inteligencia artificial en la filosofía moderna?
-Va avanzando -responde Carlos-, aunque a veces me siento como si estuviera intentando descifrar un jeroglífico alienígena. La IA plantea cuestiones tan profundas sobre la conciencia, la ética y la existencia misma. Como diría Nick Bostrom: «la inteligencia artificial superinteligente podría ser la última invención que la humanidad necesite hacer». Es decir, debemos ser muy cautelosos.
Ana solicita canela para espolvorear en su capuccino y responde:
-¡Lo entiendo perfectamente! En mi campo, la historia, la IA está revolucionando la forma en que analizamos grandes conjuntos de datos y descubrimos patrones ocultos en el pasado. Pero también me preocupa cómo podría sesgar nuestras interpretaciones si no somos cuidadosos.
“La objetividad es un ideal tan preciado en la academia, pero la IA, al ser creada por humanos, inevitablemente refleja nuestros propios sesgos. ¿Cómo podemos asegurarnos de que no estamos simplemente automatizando nuestros prejuicios?
-Es una pregunta crucial -contesta Carlos.- Creo que la clave está en la interdisciplinariedad. Necesitamos historiadores, filósofos, informáticos y expertos en ética trabajando juntos para desarrollar marcos que garanticen la transparencia y la responsabilidad en el uso de la IA. Como señala Stuart Russell: «debemos asegurarnos de que la IA permanezca siempre bajo control humano”.
“Y no solo eso, también necesitamos involucrar al público en general. La IA no es solo un tema académico, nos afecta a todos. Debemos fomentar un diálogo abierto y crítico sobre sus implicaciones.
“Recuerdo un simposio reciente sobre el impacto de la IA en la educación. Fue fascinante escuchar las diferentes perspectivas de estudiantes, profesores y desarrolladores de tecnología. Nos recordó que la academia no puede operar en un vacío.
“La academia debe ser un faro que ilumine el camino hacia un futuro donde la IA se utilice para el bien común. Pero para lograrlo, debemos estar dispuestos a cuestionar nuestras propias suposiciones y a colaborar más allá de nuestras disciplinas”.
El profe solicita la cuenta, alza su taza y a manera de conclusión comenta:
-¡Por un futuro donde la IA nos ayude a comprender mejor nuestro pasado, presente y futuro! Y que siga provocando conversaciones enriquecedoras, porque las conversaciones, son y serán un componente esencial de la vida académica, ya que fomentan la colaboración y fortalecen la comunidad intelectual.